Debate Peretti - Trucco
Este es el artículo que dispara la polémica. Se publica en
el diario Clarín, en el suplemento Rural del día 15 de julio de 2006.
Víctor Trucco. Especial para Clarín Rural
RETENCIONES A LOS GRANOS: LA POLEMICA POR UN POSIBLE
INCREMENTO
"El problema es el salario"
En esta nota, uno de los creadores de AAPRESID analiza el
problema de la carne y su impacto en todo el sector agropecuario.
El conflicto de la carne ha estimulado algunas
recomendaciones preocupantes a las autoridades. Según ciertos pensamientos, que
se basan en un trabajo realizado por FLACSO, el conflicto suscitado en torno al
precio de la carne es un factor de lucha entre la "oligarquía
ganadera" y el gobierno, que defendería el derecho del pueblo a tener
carne acorde con su poder adquisitivo. Por eso, algunos proponen "matar
dos pájaros de un tiro: tener carne barata para el pueblo y liquidar a la
oligarquía ganadera".
Sobre el conflicto de la carne, en primer lugar, creo que hay que señalar que
el problema no es el precio, sino por qué Argentina es un país de bajos
salarios y por qué la macroeconomía del país está atada al precio de la carne.
Por eso cabe preguntarse cómo llegamos a esta situación.
"El pueblo", con los salarios actuales, hay muchas cosas que no puede
comprar, y esto no pasó por un capricho de quienes son productores de carne.
Los ganaderos no están recla mando un subsidio, reclaman el derecho a percibir
el precio que el mercado determina, como ocurre con los otros bienes de la
economía. Porque, ¿qué es lo que mueve a un individuo a producir un bien, sino
la expectativa de tener un resultado económico? Este resultado es una ecuación
que se apoya en costos de producción e ingresos.
La producción no es una intermediación a la que se le carga un comisión, es un proceso
de tiempo que se apoya en certezas del momento y supuestos futuros, entre éstos
los precios a los que se venderá el producto. Y quien determina esos precios es
sin dudas el mercado. Sé que existen muchos prejuicios al respecto, pero en
honor a la verdad, el "precio de mercado" es el que determina la
voluntad de producir o no producir.
Más allá de lo opinable, ¿quién está dispuesto a producir un bien, si no tiene
expectativa de rentabilidad? Y la expectativa no la da ningún funcionario, sino
la competitividad que tenga el producto en el mercado.
De hecho, muchas veces se produce a pérdida porque los precios no evolucionan
como uno espera o porque surge algún problema, como pasó con la aftosa, que
sacó a la carne y los ganaderos del mercado.
Hay antecedentes de sociedades que prefirieron determinar los precios, los
costos, las ganancias y los salarios. Claro que esto es algo que trágicamente
terminó en noviembre de 1989, cuando cayó el Muro de Berlín.
Entonces, es importante destacar que los ganaderos no están contra el pueblo,
ni contra el gobierno, sino que reclaman lo que les corresponde. Y la
suspensión de las exportaciones va a tener consecuencias futuras negativas,
porque la señal es muy clara.
La carne va a tener en el futuro un precio bajo, para que la población con sus
bajos salarios la pueda comprar, por lo cual los ganaderos van a dejar de mirar
el mercado internacional, donde un kilo de carne vale más que un kilo de
tecnología Audi o Mercedes Benz y, entonces, cambiarán su visión y se dedicarán
a otra cosa. O desensillarán hasta que aclare.
Visión y esfuerzo
Hace poco más de 30 años empezó una revolución silenciosa, que por supuesto
muchos no se dieron cuenta, sobre todo las "personas del mundo
urbano", porque no se la cruzaron en las esquinas, ni oyeron de ella en
los medios. Aunque intelectuales, economistas, periodistas, deberían haberse
dado cuenta, porque en las exportaciones apareció un nuevo producto: "la
soja".
Cuando la gente empezó a oír de la soja, no hace mucho tiempo, pensó que era un
problema y no una solución. No se habló de su valor nutricional, su demanda
mundial, la importancia de su aceite y que es la principal fuente de proteínas
vegetales, ni del progreso que estaba produciendo en el interior del país, sino
que se le habló de sojización.
No se la asoció a la riqueza que generaba sino a la pobreza, un mal endémico de
Argentina y otras versiones falsas.
Esto fue así porque "los mensajeros ideologizados" no entendían cómo
podía ocurrir algo que ellos no previeron con sus teorías, que no estaba en sus
planes: si alguien se enriquecía, otro se tendría que estar empobreciendo,
seguramente el país estaba siendo entregado, seguramente la oligarquía debía
estar involucrada.
En la ronda Dillon del GATT, de los años 50, se concedió a Argentina arancel
cero para los subproductos de soja.
En ese tiempo Argentina no cultivaba soja y por supuesto sus exportaciones de
soja y subproductos, eran cero. El 80% del mercado mundial de soja era de EEUU.
Actualmente EEUU tiene sólo un 40% y Argentina y Brasil
prácticamente el 60%, siendo Argentina el principal exportador mundial de
aceite y harina de soja, es decir, productos industrializados en Argentina por
empresas nacionales y multinacionales.
Este complejo, hasta hace poco inexistente, aporta algo así como 10 mil
millones de dólares al año. Son las divisas, que nos permitieron pasar las
crisis y dieron los impuestos que alimentaron a los desocupados, después de la
crisis del 2001. Cabe preguntarse, entonces, qué fue lo que ocurrió.
No fue la soja sola. La siembra directa le puso fin a 5000 años de agricultura
de labranzas, que si bien fue la que alimentó al mundo todo este tiempo, fue
también la responsable de la erosión y la degradación del suelo.
Las tierras ganaderas, con siembra directa, pasaron a ser
agrícolas y dejaron de facturar 100 kilos de carne por hectárea — 200 pesos/ha—
a facturar 30 qq. de soja/ha, es decir 1.500 pesos/ha, por supuesto teniendo
que invertir unos 1.000 pesos/ha.
Atención, porque estos resultados aportan, sólo de retenciones,
360 pesos por hectárea. Pero para esto fue necesaria la biotecnología y también
los cambios organizacionales, que hicieron que los chacareros pasemos a
constituir redes de servicios y las industrias a fabricar maquinarias
sofisticadas.
Estos cambios no fueron resultados de políticas, sino consecuencia de que los
productores y los sectores relacionados se dieron cuenta: primero de la soja y
después de la siembra directa.
Esta transformación de la agricultura no impide la ganadería, porque la vaca no
hace fotosíntesis, pero la están transformando. La ganadería ya no necesita
superficie, necesita alimento y la agricultura lo produce.
Basualdo y Areco, de FLACSO, recomiendan aumentar las retenciones a los granos,
para que pierda —aun más — rentabilidad la agricultura y de este modo aumente
la producción ganadera y los precios de la carne sigan bajos, lo que le daría
al gobierno un triunfo político y económico.
Derrotaría así a la "oligarquía ganadera" y lograría mantener bajo el
precio de la carne. Lo que afirman en el trabajo, fundado según se dice en
análisis del censo agropecuario, es que detrás del aumento extraordinario de la
agricultura — que no es otro que el de soja— está la "oligarquía ganadera
de la provincia de Buenos Aires" (ver La Oligarquía...).
Contrariamente, lo que decimos algunos es que ese aumento extraordinario de la
agricultura es el resultado de la acción de productores innovadores.
Este artículo es la contestación al anterior y se publica en
el diario Página/12 en el suplemento Rosario/12 el día 8 de agosto de 2006.
Otra vez el mismo... Trucco
El ex funcionario del reutemenemismo desde 1993/95, y ex
presidente de la colateral de Monsanto (AAPRESID), Víctor Trucco, defensor a
ultranza de la libertad de mercado y publicista entusiasta del “Darse
cuenta”... que sin Estado vivimos mejor, escribió un artículo en el diario
Clarín el día 15 de julio del corriente año cuyo título es “El problema es el
salario”, que a continuación trataremos de analizar en profundidad.
1) Trucco plantea que el problema del precio de la carne es
que los salarios están bajos y a renglón seguido dice que el “pueblo” (las
comillas son de él) hay muchas cosas que no puede comprar... la carne sería
otra más.
Si alguien interpretó que lo que plantea Trucco es una más
justa distribución del ingreso, ¡ERROR!. Lo que está diciendo es que como en la
Argentina los salarios no dan para pagar el precio de la carne que fija el
mercado internacional, quien no pueda pagar, que coma otra cosa. La verdadera
matriz del pensamiento de Trucco no es la redistribución de la riqueza y la
defensa del mercado interno, sino generar un consenso que le permita a los
grupos concentrados de la ganadería apropiarse del 100% de la renta sin
redistribuir nada.
2) Poner a la política como clase social, no es un mero
artilugio discursivo sino toda una definición. Siguiendo la lógica de Trucco:
sin política se viviría mejor, es decir, sin Estado (siempre y cuando los
gobiernos sean nuestros). Así, nos permitirían hacer y deshacer a nuestro
antojo. ¡Viva el mercado libre y la desregulación! ¡Eso es lo nuevo!
Ese país, el de los ’90, es el que añora Trucco. Un país en
el que cabe solamente el 30% de la población.
La política es lo que debe ordenar, fijar prioridades,
regular, reglar. Si sólo dejamos al mercado actuar, es como poner un elefante
en un bazar, cuyas consecuencias ya padecimos en la década del ’90 nos costó
tener 103 mil productores menos, la enajenación total de nuestro patrimonio
público, una deuda externa descomunal y los peores indicadores socioeconómicos
de la historia.
3) Trucco afirma que “las sociedades que prefirieron
determinar los precios, los costos, las ganancias y los salarios, terminaron en
noviembre de 1989 cuando cayó el muro de Berlín”.
¿Pero dónde existe ese país con el que sueña Trucco, donde
sólo actúa el mercado?. En el mundo del después de la caída del muro, ¿también
dejó de existir el intervensionismo estatal?. ¿Los Estados desarrollados no
fijan más reglas, subsidios, paritarias salariales, etc.?. EEUU, la Unión
Europea (UE), Japón, China, India, ¿desprecian la regulación de la producción y
los mercados?. ¡FALSO! Absolutamente falso. Veamos solamente dos ejemplos:
Según Alieto Guadagni (representante argentino frente al
Banco Mundial que de bolchevique nada tiene), sumados EEUU y la UE, la cifra de
subsidio a la agricultura ronda los u$s 230.000. Pregunto: esos millones, ¿no
inducen a producir con precios que el mercado no da?. Esos subsidios ¿no
determinan?: 1) ¿qué producir?; 2) ¿los costos y utilidades?; 3)¿el nivel
salarial?.
¿No inciden? Son neutros?, ¿Son inocuos?. La respuesta es
más que obvia.
Otro ejemplo: Nebraska es un Estado de EEUU (no hay indicios
que hagan pensar que pertenece a la “Cortina de Hierro”) y allí los extranjeros
y las corporaciones no pueden comprar tierras. Situación que tiene rango
constitucional.
Éstas son sólo dos muestras extraídas al azar, habría
cantidades infinitas de ejemplos que desmienten las afirmaciones del Dr.
Trucco, pero creemos que le cabe muy bien lo que alguna vez dijo Pasquini
Durán: “Como si fuera dogma de fe, estos apologistas del mercado como valor
absoluto y único, permanecen atados a la cosmovisión conservadora que tuvo su
apogeo en el país durante la década del ’90. Indiferentes a toda evidencia,
estos sectarios han dejado de registrar las vertiginosas transformaciones que
ocurren casi a diario en el mundo entero”.
4) No menos discutible es el concepto de que “la ganadería
ya no necesita superficie, necesita alimento, y la agricultura lo produce”.
Desde nuestro punto de vista, no es viable, ni es el mejor negocio, transformar
nuestros rodeos semipastoriales en feedlots en su 100%. Es materialmente imposible,
además perderíamos el valor agregado que aún conserva nuestra ganadería de
carne criada a campo con suplementación. Sólo sería buen negocio para quienes
venden el paquete tecnológico agrícola (un verdadero sueño dorado para Monsanto
y Cia.).
5) “El poder de la oligarquía no existe, no es tanto ni tan
peligroso”, afirma el Dr. Trucco en otra parte de su artículo. El poder en la
Argentina nunca lo tuvieron los partidos políticos, sino los grupos
concentrados en donde la oligarquía terrateniente formó una parte sustancial de
ese entramado político que saqueó y concentró la economía del país durante los
’90.
La concentración en el campo es manifiesta y obscena, y así
lo demuestra el censo agropecuario y cuanto estudio serio se realiza en la
materia. Eso de que “sólo son productores innovadores y entusiastas” es un gran
verso, no tiene ningún tipo de sustento científico. Las blancas palomitas
impolutas no existen. Solo son astutos comerciantes que se quieren quedar con
el conjunto de la tierra y la renta, tributando lo menos posible y repartiendo
nada.
Pensemos dos cosas: que sólo el 1% de los productores es
dueño del 43% de la tierra, y que solamente 3.886 productores tienen 15
millones de cabezas de ganado. Si eso no es concentración, oligarquía y poder,
¿qué es?.
Hay ciertos razonamientos de estos defensores de intereses
foráneos, que más que errados, son una ofensa al sentido común (¡y después se
manifiestan como voceros de la sociedad del conocimiento!). Son divagaciones
tan extravagantes que francamente uno piensa que nos creen a todos tontos o que
la impunidad del dinero es tan grande que se imaginan que pueden tapar el sol
con las manos y hacernos ir a todos a comprar, como decía Jauretche “al almacén
con el libro escrito por el almacenero”.
La respuesta al artículo anterior por parte del Sr. Víctor
Trucco, llega a Pedro Peretti a su correo electrónico y es la siguiente:
Estimado Pedro Peretti,
Como me han hecho llegar sus reflexiones respecto de un
artículo que publique en el diario Clarín, quiero hacerles algunas
aclaraciones, dejando por asumido que tanto Ud. como yo, aunque pensemos
diferente deseamos lo mejor para nuestra gente y para nuestro país.
Las ideas sirven si nos ayudan a darnos cuenta y a superar
problemas; siempre lo que importa es la realidad, si los hechos confirman
nuestras hipótesis, es que tenemos razón y si no; es que algo esta mal y
tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. Porque lo único cierto es lo
ocurrido: la realidad.
Si uno cambia la realidad de los hechos para tener razón, se
equivoca y confunde a los demás; y si realmente lo cree y actúa en
consecuencia, se funde.
Como la realidad es muy compleja, es importante que
registremos los hechos con la mayor objetividad posible, sabiendo que en ellos
esta la verdad. Existe una tendencia de ver lo que se quiere ver y no ser
objetivos.
Mercados
Usted tiene razón yo creo en los “mercados objetivos”,
porque es el que determina el interés que existe por un determinado producto. A
veces puede ser que nos guste o no el precio; pero es solo un interés personal
y no colectivo. Hasta ahora no existe ningún otro sistema que determine un
precio de un producto que asegure una oferta para una demanda determinada. Los
precios suben y bajan, de acuerdo a esta relación.
Lógicamente que a veces los precios aparecen crueles para la
realidad del poder adquisitivo de un salario.
Por esta razón desde hace muchos años se ha intentado
salirse de este esquema de mercado. El caso mas extremo ha sido el sistema
comunista, que predicaba: “produzcamos todos juntos de acuerdo a nuestras
capacidades y distribuyamos de acuerdo a las necesidades de los individuos”. El
fracaso en la práctica fue rotundo, se logro mantener el sistema durante muchos
años, merced a la privación de la libertad, la represión y la desaparición
física de millones de personas; hasta que termino colapsado el propio estado,
por no poder mantenerse. Hoy quedan pocos sistemas como este: Corea del Norte,
Cuba y China (este último esta siendo sensación porque ha adoptado un sistema
capitalista de mercado).
Estoy de acuerdo con ud. que hoy no existe ningún país, que
tenga un mercado totalmente libre, los gobiernos de una u otra manera tratan de
intervenir protegiendo sus mercados y aumentando la competitividad de sus
empresas para exportar. Pero lo que no estoy seguro es que esa sea la fortaleza
de su economía, sino su debilidad. Porque esas protecciones siempre terminan
protegiendo a determinados grupos económicos, a costa de los consumidores que
deben renunciar a menores precios o a mejores productos.
Lo que si en ningún caso se ponen impuestos o se prohíben
las exportaciones, como es el caso argentino.
Los salarios
Los salarios son bajos porque la economía argentina esta
poco desarrollada y es poco competitiva, excepto en el sector agroindustrial.
Si nuestra economía generara confianza, crecería la inversión y crecerían los
salarios; para esto tenemos que tener una economía integrada al mundo y
receptiva a los progresos y la ciencia, de modo que aumente la productividad
del trabajo. Creo que los salarios solo aumenta con aumento de productibidad e
innovación. Por eso no sorprende que la economía agricola sojera, con siembra
directa y biotecnología, paga mejores salarios.
Cuando me refiero a los salarios bajos, mi intención es
llamar la atención, sobre que es un problema de la economia que va mas alla de
que la gente no pueda comprar carne; no puede comprar remedios, no puede tener
una casa, etc. etc. y este problema no se resuelve cerrando la exportación de
carne.
Distribución del Ingreso
Otro punto al que ud. hace referencia, es a que yo “no
quiero distribuir nada”; estoy contra la distribución del ingreso. Yo creo que
en este tema hay una importante confusión, creo que hay un imaginario
colectivo, alimentado por discursos que nadie se ocupo de refutar; que supone
que somos “una tribu” que producimos para la tribu, que el esfuerzo que hacemos
para progresar es por deporte. Esta idea supone que la carne es argentina, la
soja es argentina, los vinos son argentinos, etc. etc.; y que por lo tanto las
riquezas debemos distribuirlas los mas igualitariamente posibles,
independientemente del esfuerzo, la inversión y la creatividad de los
individuos por mencionar algunos atributos; por otra parte todos derechos
consagrados en nuestra Constitución Nacional: la propiedad privada y el estado
de derecho.
Yo creo que somos dueños de nuestros bienes y responsables
de nuestros actos, por los cuales cuando nos va mal, lo tenemos que asumir y
empezar de nuevo – lo puedo decir porque lo he vivido – sin vergüenza y
haciéndonos cargo de nuestros errores; no es el fin del mundo si aprendemos de
la experiencia.
Cuando nos va bien, con nuestros impuestos contribuir a
mejorar el ingreso de otros, fundamentalmente los que menos tienen, a traves de
correctas politicas de estado. Como creo que debemos pagar los impuestos - y no
lo digo como moralista, consiente que no es lo mas común, pero que debemos
aspirar a un sistema simple de recaudación y no confiscatorio para facilitar su
cumplimiento – cuanto mas produzcamos, cuando mas ganemos, cuando mayor riqueza
se genere, mayores impuestos se van a pagar y es el estado, el que con estos
recursos, cumple sus funciones, sus responsabilidades y con su gasto beneficia
a los que menos tienen, de acuerdo a las prioridades que establece. Sin duda
personalmente aporto con mis impuestos mucho más que los beneficios que recibo.
Otros en cambio, seguramente reciben más de lo que aportan y no me parece mal.
Por otra parte pienso que en una sociedad que progresa,
desarrollada, la creación de riqueza, incrementa el empleo, mejora las
remuneraciones y como “resultado de este proceso”: presenta una distribución
del ingreso, con menores diferencias entre los de mayores y menores ingresos.
Pero hay que entender que la “distribución del ingreso”
termina siendo un resultado, de las relaciones económicas en una circunstancia
determinada. Una mejor distribución del ingreso no se logra por confiscación de
la renta del sector más productivo, sino como un resultado lógico de una
economía competitiva, que estimula la inversión y la creación de empleo.
No creo en la redistribución del ingreso, como se lo suele
querer aparecer: una resistencia de los ricos, resultado de su egoísmo, a darle
un poco a los pobres. Creo en el derecho a ser dueño del esfuerzo, la
creatividad y la inversión propia y de la dignidad de las personas de vivir de
su propio esfuerzo, creatividad e inversión.
El egoísmo, como la generosidad son atribuciones personales,
que la tienen los ricos y los pobres. Yo creo en una sociedad solidaria, pero
solidaria en la cual uno se desprende de lo propio, para ayudar a otros que lo
necesitan; no de una solidaridad colectiva, donde unos confiscan bienes o
rentas, en nombre del “bien común”, que distribuyen como propios en actos
públicos y con fines proselitistas o para favorecer a los sectores económicos
que le parece. La acción solidaria del Estado no debería tener dueños, si debe
tener responsables, cuando ocurre todo lo contrario.
Los 90
Mi versión de los 90, es que se dieron muchos pasos
positivos en relación a la apertura económica, la desregulación de la economía
y las privatizaciones, etc. Todas políticas hoy consideradas “políticamente
incorrectas”; pero para hacer solo algunas referencias y no escribir un libro:
la apertura nos permitió conocer lo que pasaba en otras partes del mundo, esto
constituyo un desafío a la creatividad y un flujo de inversiones que se
reflejan en la producción de vinos, quesos, soja, autopartes, etc.; las
inversiones en comunicaciones, tendido de fibra óptica, Internet; telefonía,
energía y apareció el gas que se esta acabando, etc. etc. Se efectuaron
inversiones en las ex empresas del estado, que no se hacían desde hacía
muchísimos años. La construcción de puertos privados es otro hecho positivo;
anteriormente los camiones se descargaban directamente en los barcos y estos
permanecían diez días en el puerto con los consiguientes costos.
¿Que fue lo malo de los noventa?, sin duda la corrupción y
que muchas de la privatizaciones fueron para los amigos; el no o mal
funcionamiento de los entes reguladores; el tipo de cambio se fue atrasando y
no hubo reacciones y sobre manera el “endeudamiento irresponsable”, que nos
llevo finalmente al default y que no tubo que ver con la necesidad del país,
sino en razones de clientelismo político y necesidades electorales.
Pero no podemos confundir para simplificar, yo no deseo que
desaparezca el Estado, yo quiero un estado moderno y eficiente; porque la falta
de eficiencia es la que genera un despilfarro de recursos, que podrían ser
utilizados para cubrir importantes necesidades. Tampoco creo en un Estado sin
empleados públicos, los cuales son también victimas, porque con los años las
frustraciones, terminan venciéndolos y haciéndoles perder sus capacidades.
A esta altura no se confunda yo no tengo propuestas para
todo, ni simplifico la política, ni quiero ser político, ni siquiera
representante gremial de los productores; solo tengo ideas y fundamentos que
expreso y discuto con libertad, porque prefiero aprender a tener razón. Pienso,
que si soy capaz de mantener la apertura mental que me permita aprender, cada
vez tendré más razón.
La ganadería no necesita superficie.
Que la ganadería no necesita superficie no es un tema
opinable, es un hecho científico se puede criar a una vaca en el patio, siempre
y cuando uno la provea de alimentos y agua. De hecho en los países de clima
frío, se las cría de esa manera, en establos.
La ganadería argentina se desarrolló en forma pastoril por
la abundancia de tierras y por la evolución de las tecnologías. También desde
mí punto de vista tuvo que ver la inestabilidad Argentina de los últimos 70
años; una inestabilidad que podemos ilustrar con el hecho de que hoy tenemos
que agregar 13 ceros al peso del año treinta. Fenómeno de inflación,
irresponsabilidad de los gobiernos, que se comió los ahorros, los salarios y
las jubilaciones.
Entonces, la vaca pastando constituía un bien conservaba valor,
era mejor negocio que tener ahorros en los bancos y esto estimulo la ganadería,
sobre todo la invernada en campos agrícolas. Cuando llego la estabilidad este
negocio desapareció.
De hecho en las tierras agrícolas no hay vacas, en ninguna
parte del mundo; la tierra siempre se dedica a lo más productivo y la
agricultura es más productiva que la ganadería en el uso del suelo y la
producción de alimentos: proteínas, hidratos de carbonos y grasas. Hay que
tener en cuenta que la vaca no hace fotosíntesis.
Por otra parte es falso que la carne de feetlot tenga menor
valor que la hacienda terminada a campo, de hecho el valor del mercado indica
que se paga mas la carne de feetlot y la razón es sencilla, es carne mas joven
y mas tierna y la gente la prefiere. Es cuestión de revisar los precios.
Concentración de campos:
Hay campos que han cambiado de dueño y hay muchos campos que
por cuestión sucesoria se han dividido; por lo tanto no me consta que exista un
concentración en la propiedad de la tierra, este es un dato que solo lo puede
ofrecer el registro de la propiedad.
Personalmente creo que se confunde el hecho de que ha
crecido la superficie de explotación de la tierra, por el sistema de
arrendamiento, con el tema de la propiedad de la misma.
Creo que esta confusión esta promovida en una cuestión
ideológica, que piensa que el crecimiento de la economía – en este caso
agrícola – indefectiblemente tiene una contraparte damnificada, la victima, en
este caso “pequeños productores” que pierden sus tierras.
La producción agropecuaria ha cambiado en forma
considerable, por una parte siguiendo tendencias mundiales y en parte,
avanzando sobre las propias tendencias, en lo que yo llamo: innovación
organizacional, por la cual la propiedad de la tierra, no es condición para ser
productor.
Por otra parte es este el sector que ha impulsado la
transformación de la agricultura argentina y que ha beneficiado a todos los
productores grandes y chicos; como se puede comprobar a lo largo y a lo ancho
del país. Una demostración la constituyen las concurrencias a días de campos y
congresos que se organizan permanentemente en el país y que ninguna entidad
gremial es capaz de reunir, ni remotamente, ni menos lograr que los
concurrentes paguen por participar.
Mas allá de lo que se dice, de acuerdo al estudio de los
censos agropecuarios – que tienen muchos déficit, pero es lo que tenemos – el
número de empresas agropecuarias en el año 2002 – después del boom sojero – era
de 333.353; superior en 0.3% a la cifra que se preveía por proyección de la
tendencia manifestada entre los años 70 y 80; la cifra calculada sería: 330394
EAPs. Conclusión: el fenómeno sojero, máximo representante de la nueva
agricultura argentina, no insidió sobre el número de empresas agropecuarias, no
aumento, ni disminuyo el número de empresas, mas allá de lo que la tendencia
marcaba. Fenómeno que ocurre en todas partes del mundo.
Sin embargo es muy probable que de efectuarse un censo que
revelara el impacto de la nueva economía agropecuaria, en relación a los servicios
que demanda de otras empresas que la asisten, provean o demandan sus productos,
los resultados serían asombrosos. Un estudio que se aproxima a esto, es el que
ha hecho la Fundación Producir Conservando, que analiza una matriz de empleo,
teniendo en cuenta estas relaciones y nos muestra que alcanza el 37% del empleo
país.
En cuanto a los datos que Ud. refiere de: que solo el 1% de
los productores es dueño del 43% de la tierra, y que solamente 3.886
productores tienen 15 millones de cabezas de ganado, quisiera saber cual es la
fuente de sus datos.
De todas maneras uno no tiene más que recorrer el interior
del país y comprobar que los sectores beneficiados por la economía agrícola
actual, no son unos pocos, sino que es un fenómeno generalizado.
Lo que ha ocasionado estrago en los 90, ha sido el sistema
financiero y el error de endeudarse, algo que personalmente me ha ocurrido y no
me lo tienen que contar. Pero esto ha sido un error personal, que tenemos que
asumir; otros productores, se dieron cuenta, fueron prudentes y pudieron dar un
salto importante en su economía, lo que demuestra que era posible aprovechar la
oportunidad.
Finalmente creo que en su razonamiento, esta presente una
lógica, en la que se soslaya, con el argumento del “bien común”, la realidad
del individuo: su libertad de invertir o no y el derecho de preservar sus
bienes; la libertad de hacer, que significa iniciativa y voluntad de progreso;
que en definitiva son las mismas razones que trajeron a nuestros abuelos de
Italia y que llevaron a nuestros padres a deslomarse, para hacernos estudiar y
ofrecernos las mejores oportunidades.
Cuando esa realidad se soslaya, desaparece el estimulo y se
despierta la desconfianza y los individuos se protegen, dejan de invertir e
invierten en el exterior o en propiedades, mientras estas no se vean
amenazadas. Menos inversión, menos trabajo, menor bienestar, más pobreza, más
exclusión, mayor violencia, más intranquilidad. Algo que seguramente ni usted
ni yo deseamos.
Saludos
Víctor Trucco
Contestación de Pedro Peretti a este último e-mail escrito
por Víctor Trucco...
Respuesta de la respuesta del Dr. Víctor Trucco
Respecto de sus disquisiciones filosóficas sobre la
realidad, coincido con usted en cuanto a que uno puede hacer con ella muchas
cosas, excepto una: ignorarla. Pero esto no significa aceptarla pasiva y
resignadamente como un designio divino, sin intentar transformarla. El nazismo
fue una realidad, si la humanidad se hubiera cruzado de brazos, hoy sólo
existiría la raza aria. La pobreza y la indigencia son una cruel realidad y eso
no indica que no luchemos para cambiarla.
El arado fue durante miles de años una realidad que se
pensaba insustituible en cuanto a método de labranza se refiere. Si lo
hubiésemos tomado como inmutable, hoy no existiría la siembra directa que es
tan benéfica y que usted tan bien hace en difundir. El mundo y la realidad que
lo configura son dinámicos y cambiantes, no por mera definición filosófica,
sino como consecuencia de la acción directa del hombre. Esto es objetivo y
admite desde hace siglos pocas discusiones: “No te bañarás dos veces en el
mismo río” decía Heráclito.
Mercados
Aquí debo confesar mi ignorancia. Conozco el mercado libre o
regulado, pero el “objetivo” no. No es cierto que el mercado solamente fije o
determine un precio. No confundir valor con precio, y de hecho por acción u
omisión, directa o indirectamente, siempre el Estado y los grupos que lo
controlan (factores o agentes de poder) inciden en la fijación de precios vía
tarifas, subsidios, planes o compras gubernamentales, legislación laboral, etc.
Las formas de intervención son infinitas y complejas, pero son tan palpables y
explícitas que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el mercado libre no
existe.
En cuanto al sistema comunista que usted cita, fracasó tanto
como el libre mercado que usted propicia. Basta recorrer Rusia hoy para ver las
secuelas del hambre, indigencia y prostitución, o recorrer el Gran Buenos Aires
para palpar la miseria, exclusión y contraste social que generó el
neoliberalismo de los ’90.
En cuanto a que logró mantenerse el comunismo merced a la
privación de la libertad, la represión y desaparición física de millones de
personas, es cierto, pero no hace falta ir a la vieja URSS, ¿acaso nuestra
dictadura neoliberal no privó de la libertad, reprimió y propició la
desaparición física de miles de compatriotas? Y todo hecho bajo el slogan de
que “Achicar el Estado era agrandar la Nación”. ¿Se acuerda de esas obleas? Hay
que mirar la realidad, como ud. dice, la única verdad... o lo decía el Gral....
pero con los dos ojos.
Con respecto a que la debilidad de las economías
desarrolladas es la protección, como ud. dice, desde mi punto de vista y del de
la inmensa mayoría de los analistas económicos, sucede justamente lo contrario.
Buena parte de su éxito económico es por causa de la fuerte presencia del
Estado, no sólo como regulador sino como inversor directo en determinadas ramas
que esos países planificaron como esencial para su desarrollo. La presencia del
Estado en la economía explica buena parte del milagro chino, indio, surcoreano,
etc., (ni que hablar de Europa o los EEUU). Proteccionismo, más inversión
estatal, vía subsidio, inversión directa, tarifas, etc., son instrumentos de
política económica innegociables para cualquier país que se precie de serio.
En cuanto a que siempre hay ganadores o perdedores dentro de estas políticas, o
como ud. dice (protegiendo a grupos o perjudicando a consumidores), es cierto,
nunca el control del aparato del Estado es neutro, eso siempre expresa una
relación de fuerza dentro de la sociedad, o gobiernan los grupos minoritarios a
su servicio o las mayorías nacionales al suyo, siempre alguien debe ceder. Pues
no es mágico, y el paradigma ganar-ganar sin que nadie pierda es una
elucubración teórica sin ningún tipo de sustento científico.
Salarios
No se puede analizar el tema salarios en nuestro país sin
partir de la dictadura militar del 76’ que impuso un nuevo modelo de Estado,
sustituyendo el viejo Estado Interventor e Industrialista por uno de corte
Neoliberal que obviamente se consolida y profundiza durante los nefastos 90’.
En el año 1974 el desempleo oscilaba entre un 3% o 4%, con una participación
del sector asalariado del orden del 45% del PBI, para pasar a tener en 1984 el
26 %. Actualmente se calcula que el salario representa alrededor del 20 %.
Esto se consiguió con el asalto al poder por parte de los
grupos más liberales y concentrados de la economía, y el mismo día que llegaron
a “La Rosada” de la mano de Videla y Compañía, derogaron la ley de Asociaciones
Profesionales, eliminaron al Consejo del Salario, las paritarias, intervinieron
sindicatos y prohibieron la acción gremial y política. Mientras Martinez de Hoz
se ocupaba de estos menesteres, la represión militar mataba, encarcelaba y
hacía desaparecer a miles de militantes gremiales, delegados de fábricas y
sindicalistas que no transaban, en el preludio de la mayor transferencia de
recursos naturales e ingresos que se terminaría de consumar en los 90’.
No creo para nada en la teoría del derrame, es otro mito
desacreditado por la realidad en la que usted tanto se referencia. Para que el
salario aumente, debe haber una “política al respecto”. Sin eso como requisito,
solo son expresiones de deseo. Veamos los números que nos muestra el economista
Claudio Lozano y otros intelectuales en su trabajo titulado “Reflexiones y
Propuestas frente a la convocatoria del Consejo del Salario”, en el período
2004/2005 la productividad se expandió un 12,4 % y el salario lo hizo en un 0.4
% y los costos laborales se redujeron en un 35 %. Y si no, tomemos otro ejemplo
de la industria textil. “Según denuncia del dirigente textil Gustavo Vera
(Página/12 - 05/04/2006): “una campera termosellada de Montagne que en
Bariloche se vende a $ 300, se hace en talleres tercerizados con mano de obra
esclava, y al costurero le pagan $ 1,5 por prenda.”
Como vemos, sin política global de redistribución del
ingreso, donde el salario es un instrumento insoslayable y el Estado y su
política otro, por más inversión y productividad que haya todo queda en pocos
bolsillos rapaces, y allí, con alegorías a la solidaridad, no creo que se los
pueda convencer de las bondades de distribuir pagando mejores salarios.
Pero tampoco es cierto que la economía sojera primaria pague
mejores salarios. A pesar de su altísima productividad, he consultado con
funcionarios del Ministerio de Trabajo, del RENATRE y las informaciones son
coincidentes:
1- El salario del peón rural es el más bajo del universo
laboral argentino ($ 750), por debajo del salario mínimo fijado por el gobierno
que en este mes de Septiembre que es de $ 780.
2- Altísimo porcentaje de trabajo en negro, aún en el
“mágico“ mundo sojero de la Pampa Húmeda.
3- Además muchos son empleos estacionales que cuando se los
prorratea por los meses del año no cubren la canasta familiar (maquinista,
tractorista, etc., los que reciben porcentaje).
4- Muy poca seguridad laboral (manejo de agroquímicos,
pesticidas, etc.). Según datos proporcionados por la Superintendencia de Riesgo
del Trabajo, tenemos en el sector el máximo de siniestralidad, por encima de la
industria de la construcción.
Por ultimo la siembra directa (esto no es un reproche solo
un comentario) es expulsora neta de mano de obra: 4 de cada 5 puestos de
trabajo se destruyen por diferencia de tiempo operativo hombre-hectáreas, entre
el sistema tradicional y la siembra directa... Y paga los peores salarios.
Distribución del Ingreso
Coincido con que no somos una “tribu” y la diferencia entre
ella y una Nación, es la existencia de un Estado regido por su Constitución.
Nuestra Carta Magna, si bien no lo dice expresamente, pone límites al derecho
de la propiedad privada, el cual no es “terminante” como usted sugiere y está
sujeto a las leyes que reglamentan su ejercicio (Art. 14 de la Constitución
Nacional). Además, la filosofía del Derecho de Propiedad se ha modificado a
partir de la Reforma del Código Civil en sus Arts. 2.513 y 2.514, que limitan
el ejercicio irrestricto de la propiedad.
Hoy por hoy, el ejercicio de derecho, dejó de ser absoluto.
Existen límites y restricciones al dominio que se imponen en pos de garantizar
un interés social superior. Tal es el caso del Art. 41 de la Constitución
Nacional, que consagra el principio de desarrollo sostenible y sustentable que
le recomiendo lea atentamente.
La desigualdad y la mala distribución del ingreso son
producto de políticas económicas que conducen a que los ricos sean más ricos y
los pobres más pobres. En al acumulación de fortuna no sólo incide, como usted
dice: “el esfuerzo individual del talento y la creatividad”. Gran parte del
mérito que se les atribuye a estos “emprendedores creativos” va de la mano de
las políticas públicas que hacen que un negocio sea más rentable o no, de
acuerdo al poder de lobby o al volumen de negociación que se tenga. Yo sembraba
soja antes del 2001 casi como ahora, pero una decisión de políticas económicas
como fue la devaluación, hizo que lo que antes no era rentable ahora lo sea.
Es vital para cualquier sociedad del mundo achicar la brecha
de desigualdad, como lo hacen todos los países cuyos parámetros de calidad de
vida e índice de desarrollo humano, los ponen a la vanguardia de la humanidad
en lo que a políticas sociales hace. En Noruega, por ejemplo, la participación
en la distribución entre el 10% más rico y el 10% más pobre es de 1.5 a 1,
mientras que aquí la diferencia es de 36 veces. Una palanca fundamental (no la
única) en la distribución del ingreso, es promover una reforma tributaria que
ponga su acento en que el que más tenga pague más y en impuestos directos a la
renta, no los indirectos al consumo o el distorsivo impuesto al cheque. Por
ejemplo, es inadmisible que no exista un gravamen extra al impuesto
inmobiliario rural aplicable a las grandes propiedades rurales, como alguna vez
lo puso en práctica el gobierno de Rodolfo Moreno en la Provincia de Buenos
Aires en la década del 40 o Luciano Molinas, inspirado por Lisandro de La
Torre, en la Constitución de Santa Fe del año 1930 instaurando así el impuesto
al latifundio.
Las políticas de redistribución del ingreso deben ser públicas
y universales porque para que haya ricos muy ricos debe haber pobres muy
pobres, y esto no es ni mágico, ni casual, es pura política de Estado.
Para que esta brecha se haya ampliado como se amplió, fue
fundamental la desaparición del Estado. Su desmantelamiento normativo dejó
librados a su suerte a amplísimos sectores de nuestra sociedad que sucumbieron
ante las políticas de “libertad de mercado”.
No es un problema de responsabilidad individual, la lógica
de reproducción del capital hace que su expansión sea continua si no existen
políticas públicas que lo limiten. La acumulación es una cuestión colectiva que
debe ser normada, no todos somos buenos y solidarios y le reitero que la lógica
del capital es su reproducción más allá de la voluntad individual. Pensar en la
autorregulación del capital y en la solidaridad, es tan ingenuo como pensar que
no debería existir la ley, pues también los seres humanos deberían saber de
ante mano lo que está bien y lo que está mal.
Los 90
Usted sostiene, con una entereza intelectual digna de mejor
causa, que en los ‘90 se dieron muchos pasos positivos. Me gustaría citar aquí
a un viejo maestro socialista, el Doctor Juan B. Justo, que decía que “el
método se mide por el resultado”, y el resultado aquí fue desastroso: hambre,
pobreza, miles de productores fundidos, jubilaciones míseras, exclusión social,
etc, etc,etc... Es tan largo y obvio el “etc.” que no merece más comentario.
Pero sí merece algún comentario eso de “poner en el haber de
las desregulaciones” las inversiones en telecomunicación, fibra óptica, etc.
Todo es una gran mentira. Basta recordar los escandalosos contratos con las
telefónicas ejecutados por la no menos célebre Maria Julia Alzogaray, que les
otorgaba tarifas irrisoriamente altas y monopólicas. La verdadera inversión la
hacían (y hacen) los consumidores. Estas grandes empresas (que hay que recordar
que algunas son estatales y que en sus países de origen funcionan como debe
funcionar una empresa de esas características), fueron financiadas por bancos
que captaban nuestro ahorro interno, o pagando con papeles de deuda pública
externa que tomábamos al 100 % del valor cuando valían un 20 % en el mercado.
Usted dice que “lo malo de los 90 fue la corrupción” y la
trata como un efecto no deseado, colateral o menor. La corrupción en los 90 fue
un instrumento de política económica. Sin ella no se hubieran podido
desmantelar las empresas del Estado (YPF, Gas del Estado, etc..) que no fueron
para amigos (ni los Vico, ni los Hernández, por citar a algunos amigos de Menem
se quedaron con las empresas, ésos, solo con vueltos) fue para la burguesía
parasitaria argentina, proveedora del Estado asociado al capital con menos
códigos y ética que circulaba por el mundo.
Recordemos los sin números de escándalos, IBM-Banco Nación,
la privatización de YPF con Anzoreguey y Menem, el Rey y Repsol, el diputrucho
de Gas de Estado, por sólo citar alguna. Cada privatización tiene su escándalo
y su historia. Todo fue entrega, saqueo, impunidad, sin excepción. Fue la
corrupción lo que abrió las puertas y bajó las defensas para enajenar semejante
patrimonio, sin control ni razón.
En ese período los entes reguladores y su integración con
elementos venales que estaban de los dos lados del mostrador (junto con una
justicia adicta a las empresas), fueron otro elemento central en la política
privatizadora, y no un cablecito suelto de importancia menor.
En cuanto al tipo de cambio, le recuerdo que desde el mismo
inicio de la convertibilidad, los más serios y ecuánimes economistas de aquel
momento hablaban de un atraso de cerca del 40 % del tipo de cambio y no es que
se fue desfasando con el transcurrir del tiempo. Además, la convertibilidad,
operó como la más brutal de las retenciones para el sector agropecuario.
La ganadería necesita superficie.
Aquí le agradezco la ilustración en cuanto a que las vacas
no hacen fotosíntesis, pero sí la hacen los bosques, montes y pastizales
naturales que (con el consentimiento de gobiernos provinciales) son depredados
por “productores innovadores e inquietos” para sembrar soja y arrinconar aún
más a la ganadería y devastar el medio ambiente.
Tener una “vaca en el patio” es una cosa, tener 24.000.000
de vacas madre a corral es un disparate. Si a eso le sumamos 30.000.000 más de
cabezas en recría y engorde, es un absurdo. Solo deberíamos cosechar para
alimentar al ganado. La ganadería necesita superficie, eso es un hecho
incontrastable, aunque se la suplemente o termine a corral.
Es cierto que en el mercado interno (denostado por los
defensores del libre mercado) vale más el novillo terminado a feedlot, pero el
novillo que se usa para el corte Hilton se hace a campo y vale 12.000 u$d la
tonelada.
Lo que corrió a la ganadería no fue la inestabilidad de los
últimos 70 años, sino el modelo de desarrollo basado en el monocultivo sojero,
en donde el que regula es el mercado y el Estado es un espectador impasible que
mira cómo se siembra un cultivo sin ningún plan ni programa, solo dejado al
libre albedrío de cada uno.
La carne, en nuestro país (como el arroz en Japón o en China
o el maíz en México) aparte de un tema económico productivo, es un factor
cultural que hace a la soberanía y seguridad alimentaría de la Nación. Y este
es un elemento que usted no toma ni siquiera lateralmente en su análisis y que
para cualquier política con sentido nacional y popular son el núcleo central de
sus preocupaciones cotidianas.
Las vacas no fueron reserva de valor, llevó muchos años en
la ganadería, y recuerdo cuando mi familia vendió (año 1975) nuestro Remate
Feria. Una vaca valía menos que un par de zapatos. La reserva de valor siempre
fue la tierra, siempre se tomó a la vaca como una forma de tener “huevos en
varias canastas”, poder echar manos a esos recursos ante una emergencia en
cualquier época del año y tener una rotación natural que hasta el día de hoy
sigue siendo el mejor de todos los esquemas productivos, ya sea desde lo
económico, lo productivo, lo financiero o desde donde se lo mire. La chacra
mixta sale airosa de cualquier comparación, es la ideal y más completa forma de
explotación para ser la base de cualquier política agraria en nuestro país.
Concentración de Campos.
Usted debe ser una de las pocas personas en nuestro país a
la cual no le consta la concentración de tierras. Le recomiendo aquí 2 cosas:
A-Leer atentamente el documento de la Iglesia, recientemente publicado al
respecto; B-Leer el informe del Congreso Nacional y Latinoamericano sobre uso y
tenencia de la tierra que organizo FAA titulado “La tierra, para que, para quienes,
para cuantos”. Pero permítame aportarle un dato anexo de estimaciones privadas
que posee la FAA y son de insospechada seriedad: 2.000 firmas controlan mas de
20.000.000 de hectáreas, allí aparecen algunos nombres (argentinos, no incluye
extranjeros) interesantes que dan un mentis rotundo a aquello de que la
oligarquía no existe:
-Bunge : 260 mil hectáreas.
-Fortabat 220 mil hectáreas.
-Bemberg 143 mil hectáreas.
-Wetein 98 mil hectáreas
-Gomez Alzaga 66 mil hectáreas.
-Blaquier 45 mil hectáreas.
Venimos perdiendo desde 1960 para acá, 100.000 productores
por década. Y con respecto a la propiedad de la tierra creció la media de 250
hectáreas a 535 hectáreas. Solo 6.900 familias o empresas son dueñas del 49,7 %
de la tierra y ya más de 18 millones de hectáreas están en manos extranjeras
(Benetton, Stallone, Tomkins, etc).
Me parece redundante seguir agregando números y datos a una
realidad que es contundente. Pero me gustaría aclarar algo: no confundamos el
número de empresas agropecuarias con la concentración de la propiedad de la
tierra.
La tierra, como vimos, se concentra cada día más y nuevas
empresas como los pooles de siembra aparecen como los nuevos sujetos de la
actividad agraria. Éstos concentran rentas, y expulsan al chacarero tradicional
en beneficio de estos grupos económicos de origen financiero y dudoso, con
funcionamiento poco claro y que son de nulo beneficio para el país. También la
aparición de nuevas firmas en el escenario agrícola, ya sea bajo forma de
fideicomiso, sociedades anónimas, sociedad de responsabilidad limitada,
monotributistas, etc., tiene más que ver con la elusión o evasión impositiva
que con parámetros productivos.
Conclusiones
Los datos que usted me pide conocer, las fuentes son: el de
la tierra, ver datos censales extraídos del ya mencionado libro del Congreso
sobre Uso y Tenencia de la tierra que realizó FAA; el de ganadería es un cuadro
estadístico provisto por la SAGPyA.
En su artículo anterior usted hace referencia al poder de
convocatoria de las distintas entidades y pone como ejemplo la suya, AAPRESID.
Le informo que la FAA este año, el 17 y 18 de agosto, organizó un encuentro de
Agricultura Familiar y reunió casi 2000 productores y seguramente el 28 y 29 de
setiembre próximo, en el 94º Congreso Anual de FAA, más de 1000 delegados de
todo el país se reunirán, en lo que es un ejemplo difícil de encontrar en
organizaciones gremiales agrarias, para discutir la acción gremial transcurrida
y a transcurrir, y elegir democráticamente a sus autoridades. Estas son dos de
las innumerables actividades y movilizaciones realizadas, podríamos nombrar
también las movilizaciones por la refinanciación de pasivos del Banco Nación
Argentina, o los cortes de ruta por el precio de la manzana en el sur, o los
actos por una ley contra la extranjerización de tierras o el proyecto de
arrendamientos rurales. Como ve, movilización y gente aquí, en la vieja y
querida FAA, no falta.
Pero permítame agregarle algo: desde mi punto de vista, hoy
en el escenario rural argentino, existen dos tipos de organizaciones distintas.
Por un lado están las 4 entidades tradicionales, que a su vez se dividen por el
tamaño (no de la organización, sino por los socios que la integran) y las de
nuevo cuño (AAPRESID, Maizar, Acsoja, entre otras) que defienden productos o
tipos específicos de labranza.
Los productores la utilizan como un instrumento más en la
explotación agropecuaria. Se usan cuando se necesitan. Así como un día precisan
un martillo, otro una tenaza, otro día (cuando los nº no cierran) precisan de
la FAA o Coninagro para defender su bolsillo, y cuando son tiempos de calma
económica o de cierta paz social agraria “nos dedicamos a aprender y vamos a
los encuentros técnicos convocados por las organizaciones específicas”.
Es una falsa antinomia plantear organizaciones gremiales Vs.
Organizaciones de eventos técnicos o de cadenas. Son complementarias las más de
las veces y se utilizan de acuerdo al tiempo económico, técnico o productivo
que viva el país y el productor.
Las diferencias de fondo entre usted y yo, no tienen que ver
con buenas intenciones que, desde ya, descuento que las posee. El quid de la
cuestión pasa por quién es el sujeto agrario central de nuestra acción. Las
entidades que defienden el producto o la cadena (Acsoja, Maizar, etc.), o las
que promueven tipos de labranzas específicas (AAPRESID), sólo se preocupan por
la producción y sus volúmenes. Les es indiferente si a la Pampa Húmeda la
trabajan 300.000 productores o 3.000 grandes empresas. Si son argentinas o son
extranjeras poco importa. Sólo se ve el producto, su rentabilidad y su volumen,
nunca el productor.
En cambio, a Federación Agraria Argentina también le
interesa la producción, pero puesta en función del productor, y éste como
centro de toda atención.
Otra diferencia importante que tenemos, es la visión con
respecto a la ampliación de la frontera agropecuaria. Para ustedes es un éxito,
para nosotros un retroceso. Es por esto que la única entidad que se pronunció
públicamente condenando la tala indiscriminada de bosque y la expulsión de
campesinos fue la FAA. Para nosotros no son “productores inquietos e
innovadores”, son depredadores ambientales... sin alma.
El debate agrario debe ser el de toda la sociedad y
centrarse en quién queremos que sea el protagonista central de la política
agropecuaria: o el productor tradicional, pequeño y mediano; o la gran empresa
rural. Qué modelo vamos a elegir: el de la concentración en manos de pocas
empresas; o el de los chacareros pequeños y medianos con distribución de
riqueza y renta. Somos partidarios de una política agraria que armonice
producción, población y medio ambiente con equidad y distribución.
Pedro Peretti
Secretario Adjunto de Coprofam
Encargado de Relaciones Internacionales de FAA
Respuesta de Víctor Trucco del 2 de octubre de 2006
Nueva Respuesta de Trucco
Mi referencia a la realidad, no tiene que ver con el hecho
de aceptarla pasivamente; de hecho creo que usted y yo deseamos cambiarla. Mi
referencia tiene que ver con lo siguiente: uno puede pensar que la producción
de soja genera pobreza, porque hay productores que se enriquecen y entonces
"tiene que existir" una contraparte que se empobrece y para
demostrarlo, va a un lugar donde se produce soja y busca una familia pobre, le
hace un reportaje inducido y lo publica, con un título sensacionalista:
"Record de soja, record de hambre"; lo que induce a creer que la soja
trae hambre.
La realidad no muestra que la soja haya traído pobreza, sino
todo lo contrario; lo que tampoco quiere decir que haya terminado con la
pobreza y otras desgracias que nos acompañan.
Otro caso: para demostrar que la soja es mala, Monsanto es
un demonio, el glifosato es una desgracia, etc.; se pretende hacer creer que el
glifosato produce cáncer y no es así; por que no es una “sustancia mutagénica”.
Lo que no quiere decir que en áreas agrícolas no se registren casos de cáncer;
aunque esto no este relacionado con la producción de soja y el uso de
glifosato, como se pretende hacer creer. Para hacer tal afirmación, se
necesitarían historias clínicas, estudios de caso, que demuestren “relación
causal” y que expliquen una relación entre el contacto con en producto y su
accionar en el organismo; y un mecanismo fisiopatologico que lo explique.
Lo que se pretende hacer creer es falso, y de hecho antes de
que el glifosato fuese puesto en circulación, fueron necesarios estudios en
relación a sus efectos toxicológicos y estos están documentados.
En relación, a lo que se afirma y no es así, es la creencia
de que se esta produciendo una disminución de las empresas agropecuarias
relacionadas, con las nuevas tecnologías: siembra directa, soja y
biotecnología. Al respecto la cantidad de empresas agropecuarias en los últimos
años no ha disminuido, mas allá de la tendencia que se venia manifestado entre
los años 70 y 86; según un trabajo realizado por el Economista Daniel Lema del
INTA, en base a los censos agropecuarios (que no reflejan totalmente la
realidad, pero son los únicos datos que tenemos). También desmiente la
creencia, la creencia respecto de las migraciones rurales.
Los datos reflejan que el numero de empresas se viene
reduciendo con el tiempo como ocurre en todas partes y que el proceso de los
últimos diez años ( los 90) no modificaron esa tendencia; en cuanto a la
población, no solo no disminuyo, sino registro un ligero incremento, entre el 90
y el 2002. Esta es a la realidad a que me refiero y no tiene que ver con si me
gusta o no; es así.(Le adjunto el trabajo)
Cuando me refiero al mercado objetivo: me refiero a la
teoría de valores, que los divide en objetivos, subjetivos, intrínsecos y
objetivos; por supuesto son conceptos capitalistas a los que adhiero:
“El mercado libre” representa la aplicación
"social" de una teoría objetiva de los valores. Puesto que los
valores deben ser descubiertos por la mente humana, los hombres deben gozar de
libertad para descubrirlos, para pensar, estudiar y traducir su conocimiento a
una forma física; para ofrecer sus productos en intercambio, para juzgarlos y
para elegir, se trate de bienes materiales o de ideas, de un pedazo de pan o de
un tratado filosófico. Puesto que los valores se establecen dentro de un
contexto, todo hombre debe juzgar por sí mismo, dentro del contexto de su
propio conocimiento, metas e intereses. Puesto que los valores se determinan
por la naturaleza de la realidad, es entonces la realidad la que actúa como
árbitro final del hombre: si su juicio es correcto, suyas son las recompensas,
pero si se ha equivocado, él es su propia y única víctima.
En lo que respecta al mercado libre es especialmente
importante comprender las diferencias que existen entre las visiones
intrínseca, subjetiva y objetiva de los valores. El valor de mercado de un
producto "no" es un valor intrínseco, un "valor en sí
mismo" suspendido en el vacío. (¿Qué es el capitalismo? Ad Rand).
Creo que como Ud. dice no hay ningún mercado totalmente
libre, no hay país que no trate de intervenir; pero lo que es cierto es que hay
grados de protección, de regulación y en general son los países de economías
mas abiertas los mas prósperos. Son estos países donde la pobreza es menor. Le
adjunto un gráfico, de mi confección en base al índice del Word Economic Forum;
(no el último que se publico en estos días y estamos peor).
De todas maneras, creo en "la complejidad" y en
"la competencia profesional". No soy economista, ni propongo recetas
simples; lo que si creo las regulaciones tienen que mínimas, administradas por
individuos competentes y con criterios trasparentes. No creo en lo que se
llama: "La Tentación del Bien", según el cual un individuo o grupo,
cree poseer la verdad absoluta e interpretar lo que nos conviene a todos;
supone que el pueblo no es inteligente y no se puede dar cuenta de lo que le
conviene, que las fuerzas poderosas lo engañan y entonces, actúa en nombre del
"bien común". Siempre los desastres se han hecho en nombre del bien
común.
En general a los funcionarios, lo que les interesa es
"su suerte" y a la hora de decidir es lo que prima y esto determina
una conducta que conduce a gastar mas de la cuenta y ha exigir menos de la
cuenta. A "quedar bien personalmente", con fondos que no le
pertenecen; a no resolver lo problemas si no son urgentes, a hacer y decir lo
que la gente cree, aunque este equivocada. Este comportamiento humano,
imagíneselo en su familia, en su empresa o pregúntele a su padre o a su abuelo
y le va a decir cuales son las consecuencias. Esto ha determinado que Argentina
emita moneda hasta la hiperinflación y luego se endeude hasta el default,
cuando se impuso el limite de la convertibilidad a la emisión de dinero. Así
estamos.
Por eso tenemos que pensar cuando le asignamos funciones al
Estado, que por supuesto es distinto de los políticos, pero esto tienen el
control, porque no le estamos dando poder al niño Jesús. Las instituciones de
la democracia tienen limites.
Se también que la experiencia de conferirles servicios a las
empresas, no es sencillo. Pero lo que creo se lo cuento otro día.
En cuanto a los mercados, que es un poco el tema, creo que
tienen que funcionar con "competencia"; no puede haber ni monopolios,
ni oligopolios.Pero creo que en el caso Argentino, no tenemos problemas finos,
tenemos problemas gruesos como el de la carne o el de las retenciones a las
exportaciones agropecuarias. Esto no solo no nos conviene a nosotros no le
conviene a la Nación y los argentinos; porque nos impide ser competitivos en lo
que podemos ser competitivos. Lo demás es sencillo, la inversión sale de la
rentabilidad y de la inversión sale el trabajo. las posibilidades que tiene
Argentina, las tiene a partir del sector agropecuario. Otros también, pero el
nuestro es clave y creo que es lo que tenemos que demostrarle a país para bien
de todos.
En cuanto a las dictaduras, no hay buenas. La dictadura
comunista, duro 70 años y se mantuvo, merced a la represión y a costa de la
miseria del pueblo ruso, hasta que el propio estado quebró. Se calcula que el
número de muertos supera los veinte millones de personas.
Nuestra dictadura se instauro para combatir un proyecto
“delirante” inspirado en un fundamento parecido al comunismo ruso, “la patria
socialista”; la confrontación debió ser democrática y dentro del estado de
derecho; pero fue lo que fue. No fue para implantar una economía libre, ni una
sociedad abierta; cuya esencia es el ejercicio de la libertad. No puede haber
libertad económica, sino hay libertad de pensamiento, de expresión, de
asociación, de negocios, etc.
La dictadura la he sufrido, no me la tienen que explicar,
era profesor y me fui antes de ser expulsado, salve mi vida porque no me
encontraron; amigos, no tuvieron la misma suerte.
El progreso Chino no es por la competitividad de las
empresas estatales, sino por haber aceptado las reglas de la OMC y aceptado la
inversión extranjera. Tal es así, que hoy cuenta con 300 millones de personas
con alto poder adquisitivo; y un importante número de millonarios. El régimen
comunista solo sirve para tener oprimido al pueblo, 700 millones que no
participa por ahora de estos beneficios.
La verdad es que no conozco ningún país que sea competitivo,
por su protección, al contrario son razones políticas las que llevan a mantener
las protecciones. Un ejemplo cercano es Chile, y es un gobierno socialista. Lo
mismo que Nueva Zelanda, un país que admiro y comparable al nuestro.
Si creo en los derechos de propiedad, tanto de los bienes
tangibles como intangibles, el caso de la propiedad intelectual ..Que sería
Microsoft sin este derecho y que seríamos nosotros sin Windows.
En cuanto a ganadores y perdedores. Creo que de lo que hay
que darse cuenta es que perder o ganar, es un resultado en el tiempo. Uno no
gana para siempre (tiene la vaca atada), ni pierde para siempre. A veces
perder, nos enseña y nos capacita para ganar en el futuro.
Creo que hay casos, como el de la soja, que muestran
claramente que no solo gano el productor, gano el país con el aporte de divisas,
el Estado con los ingresos impositivos, los pueblos del interior, Rosario es un
caso relevante, etc.
Le suelo decir a un amigo, que piensa como Ud. que estoy
triste porque la soja me rindió 50 qq/ha y el me pregunta ¿pero no es mucho
50?; yo le respondo, si es mucho, pero si me hubiera dado 20, no me hubiera
beneficiado y habría menos pobres.
Se que muchos productores perdieron en los últimos años; lo
cual no fue culpa de la soja, sino por un endeudamiento inoportuno, excesivo,
irresponsable, como lo quiera llamar y no lo digo en forma despectiva, porque
fui uno de los irresponsables (así califico mi caso) no digo de los demás. Nos
equivocamos y tuvimos que empezar de nuevo y no es ninguna deshonra.
No defiendo el período del 90, defiendo cosas positivas que
ocurrieron.
Estoy convencido que es posible, iniciar un período que
genere oportunidades de crecimiento y de ganar-ganar. Pero este no es un
proceso automático, sino que depende de los individuos que se den cuenta y
hagan el esfuerzo y también de que se den ciertas condiciones predecibles y de
libertad económica y abierta al mundo.
No tengo dudas que en este marco el negocio agropecuario
tendrá un rol protagónico y capaz de generar riqueza y bienestar, no solo para
el sector sino para el conjunto de la sociedad.
Pero también tiene que ser un sector donde los individuos
acepten los desafíos de los tiempos y se transformen, se adapten a las nuevas
realidades, puedan aprovechar las oportunidades. Para esto hay que aceptar los
cambios, las posibilidades tecnológicas y los cambios de paradigma.
Recuerdo en el primer congreso de AAPRESID en el año 92, un
momento muy complicado, poca rentabilidad y a los que nos iba bien,
sobrevivíamos parecía que la agricultura tendía a desaparecer, las cosechas
eran erráticas y empezábamos con la siembra directa y entonces decía: “la
agricultura no tiende a desaparecer, tiende a transformarse”. El lema del
congreso era: “Siembra Directa, Agricultura de fin de Siglo”. Pasaron 15 años y
le puedo contar tantas historias de ganadores y no ganaron solos ellos. Ud
mismo dice que hace siembra directa y ¿quien le cobro por eso?. No le estoy
pasando factura, le estoy diciendo que se puede ganar y hacer ganar. No es
derrame, es un proceso de cada uno, requiere darse cuenta y hacerse cargo.
He decidió enviarle estos comentarios parciales; en cuanto
tenga un rato sigo. Gracias por su atención.
Víctor Trucco.
Estimado Dr. Víctor Trucco (20/11/06):
Retomo el contacto ya que acabo de regresar de un viaje por
el exterior. Espero que se encuentre usted bien, al igual que su familia.
Paso a dar respuesta parcial a su último e-mail.
Aquí le envío un análisis realizado a mi pedido por un grupo de estudiantes de
la carrera de Estadísticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) sobre el
trabajo del Dr. Lema, ya que desde mi forma de ver, tiene algunas
incongruencias notorias.
Analizar el comportamiento de la población en relación a un
cultivo sin tomar en cuenta los fenómenos económicos que son siempre los que
determinan en última instancia las migraciones rurales (ya sean internas o
externas), me parece a todas luces erróneo. La soja no es mala, lo malo es el
monocultivo. Esta realidad, es un dato económico que trae consecuencias
sociales, demográficas, ecológicas, etc.
Pienso que no se puede desligar el comportamiento
poblacional de los vaivenes económicos de nuestro país. Hablar de migraciones o
población rural sin tener en cuenta fenómenos como pueden ser, a modo de
ejemplo, el proceso de sustitución de importaciones en la década del ‘40 o el
‘50, la Ley Raggio en los ‘60, la convertibilidad en los ‘90, y comparar esos
períodos sin soja con los períodos en que apareció la soja, me pareció un
ejercicio intelectual absolutamente incorrecto e innecesario.
Pero Dr., vayamos al grano, le adjunto:
1) El trabajo de referencia elaborado por Nicolás Renzi.
2) Una nota mía publicada por un periódico nacional.
Esperando que se encuentre bien, salud y buenas cosechas.
Pedro Peretti
Análisis sobre las Explotaciones Agropecuarias (EAPs)
en el período intercensal `88 - `02
Nicolás Renzi.
Federación Agraria Argentina.
En el siguiente trabajo se presentará un análisis sobre las EAPs y las
distintas variables que están relacionadas con el comportamiento de éstas.
Dicho trabajo está basado en los datos de los distintos Censos Nacionales
Agropecuarios (CNA).
Tabla 1: Total de EAPs y variación intercensal para el período (`88-`02)
Explotaciones Agropecuarias (EAPs)
Regiones CNA `88 CNA `02 Variación Intercensal
Total EAPs Total EAPs
Región Pampeana 196.254 139.094 -29%
Cuyo 46.222 39.165 -15%
NOA 72.183 67.373 -7%
Patagónia 21.313 17.842 -16%
NEA 85.249 70.059 -18%
Total País 421.221 333.533 -21%
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC (CNA’88 y CNA’02)
En la tabla anterior se puede observar que el número de EAPs
cayó un 21% para el total del país, pasando de 421 mil en 1988 a 333 mil en
2002. De esta cantidad observada de acuerdo al CNA 2002, un 89% correspondió a
EAPs con límites definidos, para las cuales la superficie ocupada en hectáreas
se redujo un –1%. Además se puede visualizar que en todas las regiones del país
disminuyo el número de EAPs.
La disminución de las mismas tuvo un mayor peso en la Región Pampeana (-29%),
sólo la reducción de esta región explica el 69% de la correspondiente al total
del país. En el resto del país, se percibió una caída en el número de EAPs del
(–14%) en promedio.
Las provincias en las que mas se redujo la cantidad de EAPs fueron Buenos
Aires, Córdoba y Santa Fe, en conjunto estas 3 provincias explican el 55% de la
reducción para el total del país.
Cabe destacar que en algunas provincias aumentó el número de EAPs, tales como
Salta, Jujuy y La Rioja. Mucho tiene que ver éste aumento con la ampliación de
la frontera agropecuaria, a costa de la deforestación de selvas y bosques y la
cesión de tierras fiscales por parte de las Provincias.
Gráfico 1: Total de EAPs en los distintos Censos Nacionales Agropecuarios (CNA)
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC
En el gráfico anterior se puede visualizar como a lo largo de los distintos
censos el número de explotaciones agropecuarias fue variando en nuestro país.
La mayoría de estos cambios fueron provocados por las distintas políticas
económicas.
Se puede observar como a partir del censo nacional agropecuario de 1969 comienza
una tendencia decreciente en el número de explotaciones agropecuarias para el
total del país. Dicha tendencia puede explicarse por distintas políticas
económicas que se fueron desencadenando desde 1967 con la aplicación de la ley
Raggio sancionada por la dictadura de Onganía. Desde los `60, hasta la fecha,
fueron expulsados del campo unos 260.000 productores, mientras tanto los
grandes terratenientes recuperaron y ampliaron sus tierras. Según el último
censo solo el 2 % de los productores concentran casi el 50 % de las Has.
Gráfico 2: Tamaño promedio en Hectáreas de las EAPs en los distintos Censos
Nacionales Agropecuarios (CNA)
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC
En el gráfico anterior se puede observar como el tamaño promedio de las EAPs
con límites definidos creció de 469 ha en 1988 a 588 ha en 2002 (+25%) para el
total del país, continuando con la tendencia creciente que comenzó a partir de
1969. Ésta tendencia creciente en el tamaño promedio de Has de las EAPs da
muestras del proceso de concentración de tierras que se esta produciendo en
nuestro país.
Explotaciones Agropecuarias (EAPs)
Regiones CNA `88 CNA `02 Variación Intercensal
Promedio en Has Promedio en Has
Región Pampeana 396 533 35%
Cuyo 149 198 33%
NOA 396 393 -1%
Patagónia 3746 4127 10%
NEA 247 301 22%
Total País 469 588 25%
Tabla 2: Tamaño promedio en Has y variación intercensal para el período
(`88-`02)
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC (CNA’88 y CNA’02)
El mayor crecimiento se observa en la Región Pampeana, dónde la escala promedio
se incrementó un +35% (pasando de 400 ha en 1988 a 533 ha en 2002).
Estos números, al igual que en el gráfico anterior muestran a las claras como
se va incrementando en todo el país el tamaño de las explotaciones
agropecuarias.
La cantidad de EAPs con límites indefinidos se redujo un –16% en todo el país.
Cabe destacar que cerca del 80% de las EAPs con límites indefinidos se
encuentra en las Regiones NOA y NEA. En la primera, las provincias con mayor
proporción de EAPs con límites indefinidos son Santiago del Estero, Salta y
Jujuy y en la segunda son Chaco y Formosa.
Si relacionamos las distintas variables que vimos anteriormente podríamos decir
que cada vez son menos las Explotaciones Agropecuarias de nuestro país y a su
vez éstas son cada vez más grandes, es decir concentran más proporción de
tierras. Por lo tanto, se podría pensar que en nuestro país tienden a
desaparecer cada vez más las EAPs de menor tamaño.
Gráfico 3: Total de personas que residen y trabajan en las EAPs para los distintos
CNA
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC
Al igual que en las variables que se estudiaron anteriormente se puede observar
también en este gráfico como a partir de 1969 comienza a disminuir la cantidad
de personas que residen y trabajan en las explotaciones agropecuarias. De aquí
se puede visualizar que el descenso de la cantidad de personas que residen en
el campo supera el 55 % desde 1969 a 2002. Además, también se ve que el
descenso de las personas que trabajan es cercano al 50%.
Gráfico 4: Total de Población Rural según los distintos Censos Poblacionales
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC
En este gráfico se puede observar como en los distintos censos poblacionales la
población rural fue decreciendo. Se puede remarcar que a diferencia de lo que
sucedió en el período entre el ´60 y el ´80 a partir del 1980 esta población
comenzó a decrecer y en el período entre 1980 y 2002 la población decreció en
un 20%.
Además, en la siguiente tabla se puede observar que en el último periodo
intercensal la población rural dispersa se disminuyo en un 15%
Población Rural Dispersa
1991 2001 Variación
3.061.326 2.604.647 -15%
Nota:
* Se clasifica como población rural a la que se encuentra agrupada en
localidades de menos de 2.000 habitantes y a la que se encuentra dispersa en
campo abierto.
* Se clasifica como población rural dispersa, sólo a aquellas personas que
viven en hogares que están establecidos en campo abierto.
Observaciones:
Como corolario de este trabajo, se desprenden varias inconsistencias del
análisis sobre EAPs y población rural en los `90 enviado por el Doctor Víctor
Trucco y elaborado por el Doctor Daniel Lema, a continuación se detallan
algunas de estas observaciones:
La población rural entre 1991 y 2001, contrariamente a lo que se argumenta en
el trabajo del Lema, no aumentó, sino que decreció en un 8.4 %, y como
mencionamos anteriormente, la población rural dispersa disminuyó un 15%.
Coincidimos con Lema cuando dice en la Lección 2 que: “los datos están
disponibles solamente hay que tomarse el trabajo de leerlos”; sólo que
podríamos agregar a esta frase que, hay que ser cuidadoso a la hora de
manipular la información y hay que “saber” leer los datos que están
disponibles.
También coincidimos con lo que se menciona en la Lección 1 del mismo trabajo,
que: “hay una correlación entre las distintas variables en estudio”; esta
correlación se puede ver observando los gráficos de este trabajo. Tanto el
número de EAPs como las personas que residen y trabajan en el campo comienza a
disminuir a partir de 1969 y el tamaño promedio en Has de las EAPs comienza a
aumentar a partir de esta misma fecha. Esta correlación se puede visualizar
simplemente observando los datos disponibles, lo que debiéramos preguntarnos es
el porque de estas correlación. ¿Por que estas variables comienzan a decrecer a
partir de esta fecha?
Esta correlación puede que no implique causalidad, pero si la causalidad
implica correlación.
Es imposible explicar o adjudicar los movimientos de estas variables poblacionales
a un cultivo, sin tener en cuenta lo procesos económicos y sociales por los que
atravesó nuestro país. La causa de dichos movimientos se debe a los cambios
económicos y sociales y las consecuencias de éstos se reflejan en las variables
poblacionales.
Leer los datos y justificar distintas acciones según lo que reflejan estos
datos no es tener prejuicios a la hora de dar explicación. Que mejor para
explicar ciertos fenómenos que basarnos en los datos existentes. Pero volvemos
a repetir, para basarnos en estos datos hay que saber leerlos y hay que tener
una perspectiva a largo plazo, no podemos explicar el comportamiento de las
EAPs o vaticinar que estas van aumentar o disminuir sin tener en cuenta otras
variables y el comportamiento que tuvieron estas a lo largo de toda la
historia.
Además de estas inconsistencias, en este trabajo se pueden encontrar varios
errores conceptuales, como por ejemplo en el Gráfico de población rural en
valores absolutos se pueden ver valores como 3783401.248 personas para el Censo
Poblacional de 1991. Y es irrisorio e improbable pensar en cantidad total de
personas con números que no son enteros, nadie podría censar 100.000,6
personas.
Cuando se estudia el número de EAPs se habla de que la tasa anual entre 1969 y
2002 tiene una diferencia que no es estadísticamente significativa al 0.3% ( en
base a que distribución se hace este test de diferencia de tasas???). También
en varios momentos se hacen comparaciones sobre los períodos intercensales,
cuando estos períodos no son comparables, ya que no son equidistantes entre
censos.
En una parte del trabajo se menciona que: según una estimación del número de
EAPs el dato del censo agropecuario esta por encima de esta predicción. Y se
dice que la predicción es en base a la tendencia anterior. Por lo tanto,
pensamos que seria bastante descabellado decir que el numero de EAPs para el
2002 esta por encima de las predicciones, ya que nos estaríamos equivocando
seriamente si quisiéramos estimar un valor futuro con solamente dos datos sin
conocer el comportamiento de esta serie y sin tener en cuenta factores externos
(políticas internas y externas, catástrofes, etc.) que pueden distorsionar
dicho comportamiento.
Como un dato anexo a este trabajo y como consecuencia de los procesos antes
mencionados podemos ver que, en nuestro país, no solo la población rural es la
que esta disminuyendo, sino que también hay localidades de mas de 2000
habitantes, que su economía depende casi exclusivamente del agro, y que su
población esta decreciendo fuertemente.
Tomamos como ejemplo el departamento Constitución de la Prov. De Santa Fe. Este
departamento esta localizado en plena pampa húmeda y esta compuesto por 19
localidades.
En la siguiente tabla se puede observar que 11 de las 19 localidades del
departamento disminuyeron su cantidad de habitantes. En localidades mayores a
2000 habitantes como Peyrano y Máximo Paz ha disminuido la población y en
localidades como Alcorta y Bombal, si bien su población ha aumentado este
crecimiento es muy pequeño comparado el crecimiento de la población en el total
del departamento.
POBLACION VARIACION RELATIVA
LOCALIDAD CENSO 1991 CENSO 2001 2001/1991 (%)
DEPARTAMENTO CONSTITUCION 79.419 82.642 4,06
ALCORTA 7.310 7.450 1,92
BOMBAL 3.265 3.307 1,29
CAÑADA RICA 822 748 -9,00
CEPEDA 518 434 -16,22
EMPALME VILLA CONSTITUCION 5.335 5.890 10,40
GENERAL GELLY 852 787 -7,63
GODOY 1.537 1.419 -7,68
JUAN B. MOLINA 1.605 1.502 -6,42
JUNCAL 1.328 1.277 -3,84
LA VANGUARDIA 561 455 -18,89
MAXIMO PAZ 3.771 3.562 -5,54
PAVON ARRIBA 1.902 1.978 4,00
PEYRANO 2.663 2.637 -0,98
RUEDA 720 677 -5,97
SANTA TERESA 3.135 3.278 4,56
SARGENTO CABRAL 1.087 1.077 -0,92
THEOBALD 233 302 29,61
VILLA CONSTITUCION 41.530 44.369 6,84
PAVON 1.245 1.493 19,92
FUENTE: INDEC - IPEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001.
Mail enviado por trucco en respuesta a lo anterior
Estimado Pedro, te agradezco tus comentarios, son muy interesantes. En este
momento, siembra, cosecha, piedras y otros compromisos, no me permiten seguir
los comentarios, pero lo haré pronto apenas tenga un claro. Reitero te
agradezco, la atención y el interese en estos temas, creo que es la forma en
que se construye y uno aprende, por el bien de todos. Pero bueno, solo trato de
disculparme por no responderte tan pronto como quisiera. Saludos. Víctor
21/12/06 - Producción y distribución para un país más justo
Estimado Dr:
Me gustaría que me subrayara en qué párrafo, o en qué momento de esta polémica,
leyó usted que yo estoy en contra de la productividad. Dónde o desde qué idea
que haya expresado, puede sacar eso de que yo (aunque metafóricamente) puedo
pensar que si la soja, en vez de dar 50 da 20, eso fuera a redundar en menos
pobres. Nada tiene que ver productividad, con justicia distributiva, pueden ir
juntas o no, generalmente, van por cuerdas separadas, como nuestro país, en
donde hay mucho volumen de producción y mucho hambre. Como decía Monseñor
Helder Camara: “De qué sirve la carne colgada en el gancho de la carnicería si
no tengo plata para comprarla”. De qué sirven 2.375 millones de dólares en
retenciones, si ello no se aprovecha para segmentar políticas para los sectores
más débiles del campo o para apuntalar a los pequeños y medianos productores
que son los verdaderos sostenedores del interior profundo y grandes dadores y
creadores de trabajo o para generar políticas públicas, de inclusión social, de
desarrollo del mercado interno, del fortalecimiento de Pymes, etc., etc.
Los pooles de siembra, el latifundio, no solo no generan trabajo ni distribuyen
nada, sino que son verdaderos destructores de ese entramado social construido a
lo largo de más de 100 años de colonización de nuestros pueblos.
Lo desafío a tomar cualquier pueblo del sur santafesino, donde la tierra está
dividida y compárelo con cualquier pueblo del norte santafesino rodeado de
latifundio. En el 1° ejemplo va a ver que cualquiera de esos pueblos, tomemos
el mío (Máximo Paz), tiene más de 30 instituciones sociales (clubes,
cooperadoras, asociaciones, etc.) más todos los servicios (pavimentos, luz,
gas, etc.). En el otro ejemplo vas a ver sólo pobreza, pocos servicios, mucha
plata que se va del distrito, etc. La división de la tierra es un elemento
democratizador y distribuidor de calidad de vida y progreso. Ambos fueron el
signo distintivo de nuestra región.
La mala prensa
Su largo lamento sobre la mala prensa de la soja me hace acordar a aquella
respuesta que le espetó el genial escritor vasco, Miguel de Unamuno, al General
fascista franquista, Millán de Astray, al término de una conferencia de Unamuno
en la Universidad de Salamanca. El Gral. Franquista, le gritó del fondo del
salón ¡Viva la muerte!, a lo que Unamuno le respondió: Venceréis pero no
convenceréis. Al modelo de monocultivo sojero más agricultores sin activo
físico (pool de siembra), les pasa lo mismo, no convencen a nadie, salvo a los
que tienen intereses concretos en el negocio, mientras el Estado mira para otro
lado.
Coincido en parte con ud. en que la “soja no se mancha” para apelar a una
metáfora maradoniana. Lo que mancha, lo que no sirve, es el modelo de
desarrollo agrícola. Allí la soja es un instrumento, el monocultivo sojero un
resultado (para unos deseados, para otros no), y la deforestación y expulsión
de campesinos, chacareros y arrendatarios, una consecuencia inexorable de “ese”
modelo de desarrollo.
El desarrollo agrícola, basado en un solo cultivo, en todos y cualquier lado,
haciendo a un lado la diversidad y poniendo sólo el acento en el volumen
productivo sin tener en cuenta quiénes y para qué lo producen, conduce
inexorablemente a la concentración de tierras, renta y población, pone en serio
riesgo la seguridad y la soberanía alimentaria, maldistribuye la riqueza y no
tiene sustentabilidad, ni económica, ni social, ni ambiental, a mediano y largo
plazo. Si a eso le sumamos la precarización laboral y la falta de conciencia en
el manipuleo de agrotóxicos que pone en serio riesgo la salud humana, nos
encontramos con un modelo productivo muy difícil de “vender” al conjunto de la
sociedad. Excepto por sus beneficiarios “exitosos” o un Estado “distraído”,
pues no creo que haya muchos más interesados en “comprar” tamaño dislate
productivo, ambiental, social, poblacional, etc.
Pero dejemos en claro una cosa, la soja no es culpable, la siembra directa no
es culpable. La única culpable es la falta de políticas públicas que ponga
límites precisos al monocultivo anárquico. Sembrar soja en la Patagonia no es
un éxito genético, sino un retroceso ambiental y de la biodiversidad. Se puede
sembrar mucha y buena soja, pero donde y como corresponda y sea ambientalmente
responsable.
En cuanto a la discusión sobre producción de alimentos vs. hambre, es una
discusión ya saldada, pues desde Josué de Castro, en “Geopolítica del hambre”
que data de los años 50 del siglo pasado hasta acá, está harto demostrado que
el problema del hambre en el mundo no es por falta de producción de alimentos
sino por la mala distribución de la riqueza.
Ningún país del mundo (aun los más pobres y miserables en materia de recursos
naturales) deja de producir lo suficiente para alimentar a su población. Muchos
de los países, por no decir todos, con padecimientos alimentarios sufrieron
distorsiones exógenas, de tipo neocolonial, en donde instrumentos económicos de
los países desarrollados (como los subsidios o la Ley Pública nº 480 de los
EEUU usada para colocar sus excedentes agrícolas), empujaron cambios
alimentarios en la población de los países del tercer mundo, y fue con el
correr de los años los hicieron dependientes de productos alimentarios
importados.
Los Gobiernos que desarrollan economías orientadas al monocultivo, con
productos destinados a satisfacer prioritariamente las demandas de los mercados
externos, no evalúan ni les preocupan los riesgos que sufren los pueblos al no
tener presente, a la hora de diseñar políticas publicas, las consecuencias que
acarrea el no tomar en cuenta la soberanía y la seguridad alimentaria de una
Nación.
“No hay excusas para que haya hambre en nuestra región.”, ha dicho el
representante de la F.A.O., José Graciano da Silva, mientras los datos de las
Naciones Unidas revelan que en América Latina existen 216 millones de pobres
(42 % de la población) de los cuales 53 millones están desnutridos por
indigencia y dentro de estos, 20 millones son niños. Y todo con una producción
que triplica lo que se necesita consumir. Argentina, por ejemplo, produce 10
veces la cantidad de alimentos que consume. Además nuestra región posee la
mayor reserva de tierras cultivables del planeta con 576 millones de hectáreas,
que representan el 30% del total mundial. Asimismo, la región es la mas rica en
recursos hídricos, un elemento vital para la producción y el consumo, pero, en
este aspecto hay que señalar que avanza la desertificación y la tierra esta
siendo dañada por el uso de agroquímicos, salinización y monocultivos. En
cuanto a los bosques, América Latina perdió 47 millones de hectáreas en la
última década.
Como vemos, no es por falta de alimentos, sobran. Es por la combinación fatal
de pobreza, falta de educación, desnutrición. Todas consecuencias de una causa
única: la mala distribución de la riqueza. Productos de políticas diseñadas por
élites absolutamente ganadas por una concepción neoliberal y que actúan en
contra de sus propios pueblos.
La soja: un poco de historia
No es que los sectores progresistas tengamos prejuicios con la soja. De hecho
fue un gobierno de neto corte nacionalista y popular como fue el de Héctor
Campora, el responsable de introducir la soja en nuestro país. No fue la
iniciativa privada, ni productores “inquietos e innovadores” o multinacionales
que apostaban al país. Fue el “denostado” Estado Benefactor, con funcionarios y
políticas al servicio del pueblo argentino, los que introdujeron el cultivo.
José B. Gelbard era Ministro de Economía (de notoria militancia en el Partido
Comunista y hoy elevado a categoría de prócer nacional), el Secretario de
Agricultura Horacio Giberti (un patriota con todas las letras), el
Subsecretario Armando Palau (un militante del ala de la izquierda de la iglesia
de aquel entonces), verdadero impulsor y hombre dotado de una notable visión,
que en un gobierno dispuesto a muchas transgresiones positivas como aquel,
encontró un campo fértil a sus inquietudes innovadoras.
El Ejército, que puso los dos Hércules para traer las 35 toneladas de distintas
variedades de semillas de soja, era comandado por el General Carcagneo (célebre
por su discurso de Caracas condenando la Doctrina de la Seguridad Nacional que
por entonces estaba tomando vuelo, y que luego sería el soporte ideológico de
la dictadura militar) y el secretario gral. del Ejército era el Cnel. Juan
Jaime Cesio (recientemente ascendido a Gral. por el Presidente Néstor Kirchner)
y de destacada actuación en el ámbito de la defensa de los Derechos Humanos y
el interés nacional, lo que le valió que le fuera negado su asenso a Gral. y
luego expulsado de las F.F.A.A. por Videla y Compañía).
Esto ya es historia, pero nos debe servir para sacar algunas conclusiones. Una
de ellas es que no todos los funcionarios son malos o corruptos, ni que todo
Estado es malo, ni que toda la intervención es contraria a los intereses de la
gente. Otra conclusión es que si no hay negocio rentable, no hay sector privado
que arriesgue.
La soja en el país la “inventó” el Estado argentino y Monsanto debería pagar
Royalty al Estado y sus políticas públicas.
¿Nos va mal por sembrar soja?
No nos va mal por sembrar soja, o por hacerlo bien, o por la siembra directa.
Nos va mal porque solo, tan solo, 10 mil productores producen el 71,09% de la
soja (según datos oficiales de la ONCCA) de este país, o sólo 20 compañías
manejan el 50% de nuestro comercio exterior y 5 de las 6 primeras son
exportadoras de granos (Ámbito Financiero, pág. 5 20/12/06), o por no generar
estrategias de redistribución de la riqueza e inclusión social, o por no tener
políticas públicas activas de desarrollo rural, o por no defender el medio
ambiente, o por deforestar, o por abandonar la rotación de cultivos, o por no
proteger a nuestros pueblos condenados por el monocultivo sojero a desaparecer,
o por no persistir en tener como objetivo de política nacional, la defensa de
la chacra mixta, y la ocupación territorial, no solo productiva sino
poblacional de nuestro país.
Nos va mal también por no poder evitar la concentración y extranjerización de
tierras y rentas, por no tener una ley de contratos agrarios que incluya
arrendamientos y aparcerías rurales (ver proyecto de FAA).
Nos va mal, entre otras cosas también, porque el lobby sojero no termina de
entender que por encima de la soja y de los volúmenes, está la vida humana.
Según un informe de la Secretaría de Medio Ambiente, en la Argentina entre 1998
y 2002, se talaron en las provincias de Chaco, Formosa, Misiones, Santiago del
Estero, Salta y Córdoba, cerca de un millón de hectáreas para sembrar soja.
Cuando se trató el proyecto del Diputado Miguel Bonasso que ponía límites a
este atropello ambiental, los legisladores que expresan el lobby sojero como
María del Carmen Alarcón, el bloque macrista u otros legisladores como el
salteño Urtubey y Osvaldo Salum, vinculados al Gobernador Juan Carlos Romero de
Salta, notorio dilapidador de la tierra pública, se retiraron del recinto para
no votar la ley. El monocultivo produce una multiplicidad de efectos negativos,
pero se destacan esencialmente dos: en lo económico, hiperconcentración del
capital; en lo político, una mezcla de conservadurismo más neoliberalismo que
está más cerca de las sociedades feudales que de las democracias modernas.
Por eso nos va mal. Por eso la opinión pública no convalida este modelo sojero
de agricultura sin agricultores. La sociedad argentina se inclina ampliamente
por un modelo de agricultura con rostro humano, en donde la soberanía y la
seguridad alimentaria no sean una ficción discursiva sino que sean una
realidad. Por eso le repito, estimado Dr., pueden que venzan y la Argentina sea
un mar de soja, pero dudo que convenzan.
Agricultura familiar, soja y gobernabilidad
En la campaña agrícola de 1988/89 se sembraron 4,6 millones de hectáreas de
soja y la producción alcanzó los 6,5 millones de toneladas. Quince años
después, en !a campaña 2003/2004, la superficie sembrada ascendió a 14.9
hectáreas y la producción fue siete veces mayor. Durante semejante expansión
todo indicaría que la bendita soja desparramó felicidad y puestos de trabajo.
Nada de eso. Durante el mismo período desaparecieron 103.000 explotaciones
agropecuarias y se pulverizaron 700.000 puestos de trabajo. Junto con este
proceso de sojización anárquica más de 600 pueblos del interior profundo de
nuestro país fueron empujados casi a su segura desaparición y los costos
ambientales en sus más amplios y variados aspectos fueron de una enormidad aún
no suficientemente cuantificada. ¿Puede gobernarse un país solo mirando la
cuenta fiscal que la oleaginosa produce? ¿Puede gobernarse un país
absolutamente concentrado económica y poblacionalmente, con un inmenso
territorio vacío, solo trabajado por algunas miles de empresas rurales (pools
de siembra)? Evidentemente, nunca más cierta y más actual aquella vieja y
profética máxima alberdiana de que "gobernar es poblar". Si a esto le
sumamos que hoy ya, 16.600.000 hectáreas son extranjeras y durante los 90 se
incrementó en más de 100 por ciento la concentración de la propiedad de la
tierra, en un proceso que lejos de detenerse aumenta día a día y pone en jaque
a cualquier intento de ejercicio real de nuestra soberanía. Agua, gas, petróleo
y tierras en manos de pocos y extranjeros. Estas fueron cooptadas en base a la
expulsión de miles de familias campesinas y chacareras. ¿Qué política puede
asentarse sobre esos territorios feudalizados?; ¿quién puede garantizar allí
niveles de vida dignos, impartir justicia, educar a nuestros niños en el amor a
la patria y al suelo, con semejantes niveles de concentración y
extranjerización? No se puede gobernar con eficacia un país con la mitad de su
población concentrada en un radio de 80 kilómetros del Obelisco y un gran
interior despoblado en manos de extranjeros y latifundistas. Tampoco es posible
discutir con seriedad la distribución de la riqueza y el fin del desempleo, si
no se discute el tema de los recursos naturales y el uso y tenencia de la
tierra. Sin esos dos ejes estructurales cualquier propuesta de justicia
distributiva será solo una aspiración de deseo y la gobernabilidad solo una
formalidad utópica.
La agricultura familiar es uno de los más formidables instrumentos para generar
empleo, distribuir riqueza y ocupar territorialmente al país, debe dejar de ser
visualizada como un esquema marginal de producción para darle la importancia y
envergadura-que en la Argentina no tiene y en el resto del mundo, incluido los
países desarrollados, sí tiene. Es imperioso que el Estado argentino reconozca
que no solo existe la agricultura comercial, y pase a hacerse cargo de las
demandas de miles y miles de productores familiares afincados a lo largo y
ancho de nuestro país, que no tienen ningún tipo de reconocimiento estatal. Lo
mismo da para el Estado un gran productor de la Pampa Húmeda, que un pequeño y
mediano chacarero. Quién puede garantizar equidad, distribución y ocupación territorial
con semejantes niveles de desconocimiento e indolencia. El problema agrario no
puede ni debe ser un coto de caza exclusivo de empresas trasnacionales,
terratenientes codiciosos, suplementos especializados de los grandes diarios o
técnicos al servicio de maximizar ganancias sin responsabilidad social; es un
tema de todos... que cruza a lo largo y a lo ancho a toda nuestra gente. No hay
solución a los problemas estructurales de los argentinos sin un programa
agrario, que mínima y necesariamente debe armonizar producción, población y
medio ambiente con equidad y distribución. Hasta aquí la única política en
torno al tema de la agricultura familiar y sus desventuras, fue que no hubiera
política ni donde discutirla; el mercado lo resuelve todo: tierra, sustentabilidad,
gobernabilidad, medio ambiente, etc. Pero ya sabemos cómo actúa el mercado sin
control: concentrando, expulsando y destruyendo. Semejantes desafíos, necesitan
de una acción integradora y movilizadora de los productores familiares y sus
organizaciones en el sentido de articular e integrarse con sectores políticos y
sociales con visiones e intereses similares en torno a estos grandes temas.
Debemos encontrar desde dónde generar, explicar y actuar en conjunto para
construir una gran fuerza multisectorial y pluripartidaria que permita
fortalecer y amplificar estas demandas que impactan en forma tan amplia en el
conjunto de nuestro pueblo. No por viejo y remanido aquel axioma de que “la
unión hace la fuerza”, deja de ser una verdad incontrastable. Así como no es
menos cierto que razón sin fuerza es como un tractor sin motor.
El progreso chino
Usted dice que el progreso chino se debe a que aceptaron su ingreso en la OMC y
por la inversión extranjera. Pero me permito recordarle que según consigna la
propia OMC, recién el 17 de setiembre de 2001 terminó con éxito el proceso de
integración de ésta a la OMC. Hace sólo 5 años que China ingresó formalmente al
organismo, pero, según el vicepresidente de la Academia de Ciencias Sociales
China, hace 28 años que la tasa media de crecimiento económico alcanzó el 9,9,
como vemos, desde mucho antes de su ingreso a la OMC, China ya crecía a tasas
astronómicas. Estos son datos oficiales y fácilmente corroborables. Por lo
tanto, aceptar las reglas de la OMC no significa un pasaje automático al
desarrollo y la felicidad, más bien todo lo contrario. A pesar de haber
ingresado a la OMC, China (al igual que Europa y EEUU, que gastan millones de
dólares en subsidios ilegales) viola sistemáticamente los acuerdos que suscribe
en dicho Organismo. El mejor ejemplo de ello es la triangulación que hace con
el ajo a la Unión Europea vía Gran Bretaña y que perjudica notablemente a
nuestros productores.
En cuanto a la aceptación china de inversiones extranjeras, no significa que éstas
hagan, vayan y produzcan, cuánto dónde y cómo se les ocurre, como sucede aquí
en nuestro país.
En china, el Estado determina:
1. Qué tipo de asociación debe tener el capital extranjero.
2. Hay un patrón de desarrollo en donde se especifica a) 5 zonas económicamente
especiales; b) 43 zonas de desarrollo económico y tecnológico; c) 14 zonas de
desarrollo de alta tecnología; e) zonas francas; c) parques industriales con
beneficios fiscales específicos.
3. Ejes de localización: a) la costa marítima, desde la Bahía de Bohai, hasta
la Bahía Beibu; b) las fronteras, especialmente en las zonas fronterizas del
norte, de Xinjian y Heilongjian, y del sur, de Yunnan y Guanxi; c) los ríos
principales, especialmente el valle del Yangtzè, hasta Conqing, destacándose el
área industrial de Pudong, en Shangai; d) el ferrocarril que vincula a China
con Asia Central, a través de los montes Altai, en Xinjiang.
Como vemos, el capital extranjero llega pero dónde, cómo y cuánto lo determina
soberanamente el Estado Chino.
Tampoco nos puede alegrar el desarrollo desigual chino al que usted hace
referencia, que genera millonarios y excluidos por igual. Usted habla de 300
millones con poder adquisitivo y 700 millones que miran. ¿Quién puede alegrarse
de tamaña desigualdad?.
Tampoco puede generar alegría la sobreexplotación de los recursos naturales que
ese modelo de desarrollo conlleva. La contaminación y el despilfarro de los
recursos naturales como el agua, son el talón de Aquiles del modelo.
Según el propio Ministerio de Recursos Acuíferos chinos, 400 de las 600
ciudades más importantes del país tienen escasez de agua. Las señales de crisis
de este modelo de desarrollo se encuentran por doquier en el mapa económico del
“Gigante Asiático”. Es cotidiana la publicación de diarios chinos con
estadísticas y pronósticos cada vez más sombríos sobre contaminación,
desertificación, sequías, cambios climáticos, etc.
Como podemos apreciar, la presencia del Estado es determinante en la actividad
económica del país, y como vemos, competitividad, crecimiento y desarrollo, no
le faltan. Lo que se puede discutir es la justicia en la redistribución de esos
beneficios al conjunto de la sociedad china.
Regulación:
Las regulaciones deben ser el resultado de un consenso social que exprese la
relación de fuerza y el grado en que una sociedad defina las prioridades
productivas, sociales, etc., con que pretende vivir y diseñar su futuro. La
transparencia e idoneidad son requisitos indispensables “para todos” no solo
para las regulaciones. Pero además el control social, la independencia de
poderes y la existencia de justicia, que castigue a quien delinque (no la de
los 90, con Corte adicta, o la de Reutemann, con su primo Presidente de la
Corte) son requisitos indispensables para el funcionamiento de cualquier
sociedad que se precie de normal y que castigue sin excepción a quien busque
trampear las normas.
A los funcionarios les interesa su suerte, es cierto, pero pensar que el
endeudamiento, la hiperinflación, o el corralito, o cualquiera de las otras
pestes que asolaron a nuestra sociedad en el último medio siglo, es producto
del mayor o menor patriotismo de un funcionario, es una ingenuidad. Los
funcionarios ejecutan políticas (con mayor o menor eficiencia y transparencia),
pero políticas que expresan resultados de relaciones de fuerzas concretas
dentro de la sociedad. No son paracaidistas polacos que un día se levantan y
dicen: “Hoy hago la hiper, mañana me endeudo”. Éstas (tanto la hiper como la
deuda externa), son instrumentos de política económica de los sectores
dominantes para consolidar su hegemonía y agrandar su participación en la
apropiación de la riqueza generada. Todos estos procesos económicos, tiene su
correlato político.
Yo creo en la corresponsabilidad de la sociedad. Un Videla fue posible porque
una gran mayoría de la sociedad lo permitió, un Menem fue posible, porque hubo
una sociedad, una conciencia media mayoritaria, inclinada al discurso mágico,
fácil, y grupos económicos muy bien pertrechados, que supieron sacar partido de
las debilidades, divisiones, y vacilaciones de nuestra sociedad.
Crecer sin desplazar
El paradigma ganar-ganar es contradictorio con la agricultura de escala, pues
para conseguir escala, hay que desplazar a otros productores, y los desplazados
pierden. Los pooles de siembra son malos, entre otras cosas, porque desplazan a
productores tradicionales que son también ultra eficientes y generan un modelo
de desarrollo agrícola que “sólo produce volúmenes”, pero no conlleva “todo” lo
demás que le dio sustento económico, social, ecológico, poblacional, a la
colonización agrícola de nuestro país.
Es esa la “otra” gran discusión del agro argentino. En FAA somos concientes que
se puede sembrar toda la Pampa Húmeda sin el chacarero tradicional. Lo mismo
puede suceder con la yerba mate en Misiones, con el arroz, o con la caña.
La agricultura industrial puede reemplazar al pequeño y mediano productor,
¿pero es ese el modelo agrario que queremos? Desde el punto de vista:
ecológico, social, poblacional, si queremos un país integrado, articulado,
socialmente junto, no podemos convalidar el modelo de desarrollo sojero actual.
Si lo que pretendemos es un país con el 90% de su población viviendo en Buenos
Aires, Rosario, Córdoba o Mendoza y el interior absolutamente despoblado, sólo
sembrado de soja y en manos de 10 mil grandes empresas agropecuarias, entonces
vamos por “buen camino”.
De esto hay que darse cuenta. Es una decisión y discusión de toda la Argentina,
es un debate del conjunto de nuestro pueblo y no solo del sector. Son cosas
demasiado importantes para muchos millones de argentinos para que quede sólo en
manos de terratenientes codiciosos, transnacionales inescrupulosas, y técnicos
y escribas al servicio de intereses sectoriales y no del conjunto.
El darse cuenta como hecho mágico
El mundo desde que es mundo luchó entre lo que es y lo que debería ser. No
existe el hecho mágico de que a alguien se le prende una lamparita y sale un
invento o se dio cuenta del método de labranza que le cambió la vida. Eso
sucede en los dibujitos animados.
Los procesos de transformación económica, social y productivas son eso:
procesos que maduran, no solo en la cabeza del “genio”, sino en la sociedad, y
cuando hay condiciones para que nazcan, nace. Como siempre que nacen cosas
nuevas, lo hacen con dificultad, temor, incomprensión, pero con fuerza. La
necesidad es la gran paridora de los adelantos técnicos y científicos de la
humanidad. Pero no hay magia, ni espontaneidad, ni genio aislado, ni “darse
cuenta”.
Existen procesos sociales que generan conocimientos colectivos que hacen que
maduren las condiciones objetivas para que se produzcan los alumbramientos
científicos. El automóvil apareció cuando estas condiciones estuvieron maduras
y el desarrollo socioeconómico de la sociedad estuvo preparado para absorberlo.
Así vino el tractor o la sembradora. Se pasó de la tracción a sangre a la
mecánica y del carro al camión. Es un proceso que la necesidad social fue
alumbrado y abonando, y cuando las condiciones objetivas (la realidad) estuvo
lista, dió el paso (contado esquemática y mecánicamente, los procesos no son
lineales).
Por eso el darse cuenta no es individual sino debe ser un hecho colectivo,
social, no hay genios en esto, hay intereses y necesidades de una sociedad que
demanda bienes y servicios que crea condiciones para que los inventos sean
rentables. El conocimiento no es un bien de mercado, tiene valor social, el
origen del valor de la soja el primero en “darse cuenta” fue el Estado
argentino (Ver soja un poco de historia).
Según un informe elevado por el Doctor Aldo Casella y Luis Contigiani de FAA,
que estudian la problemática de propiedad intelectual y recursos genéticos,
sobre su participación en Tilcara, Jujuy, en un seminario de “Políticas de
Acceso a los Recursos Genéticos RRGG en Argentina y América Latina”, organizado
por el INTA, en la región Andina del país hay 74 genotipos de papas andinas
fruto de más de mil años de conservación, selección y mejoramiento realizados
por las comunidades indígenas y campesinas, que respondiendo a sus necesidades
de sobrevivencias lograron el desarrollo de una gran cantidad de materiales
genéticos.
Cito esto para demostrarle que el conocimiento es fruto de la participación de
generaciones o si se quiere de una construcción colectiva que las Legislaciones
tienen que respetar a la hora de entregarles a la “inversión privada”
semejantes riquezas colectivas que de lo contrario sería un apoderamiento
ilegitimo.
Sin primero haber arado, y experimentado en la agricultura durante miles de
años, no podría haberse “inventado” la Siembra Directa
Es por eso que pienso que no es un hecho mágico sino un proceso de construcción
social que desembocó en sembrar sin arar. Esto no menoscaba en nada su visión y
labor a favor del sistema de labranza cero y tiene todo mi respeto y reconocimiento.
Pero no las conclusiones que usted saca. Ni el modelo agrícola que predica. La
SD para mí es un instrumento de la branza no un fin en si mismo.
Como todo “descubrimiento”, tiene antecedentes, y seguramente será también
antecedente, porque Dr. Convengamos que el proceso científico de la siembra en
la agricultura no se cierra con la siembra directa; sino que ésta será un
eslabón más de esa evolución social del conocimiento que hablábamos
anteriormente.
Endeudamiento de los 90: Irresponsabilidad Individual o Política de Estado
No coincido con usted en adjudicar el endeudamiento de los 90 a una actitud
individual, irresponsable e irreflexiva de los productores. Comienzo
recordándole las “célebres” palabras de ese visionario “tan típico de los 90”:
el Dr. Jorge Ingaramo (hoy ejecutivo de la Bolsa de Comercio de Bs.As y ayer
funcionario cavalista y Subsecretario de Agricultura de la Nación), que nos
decía a comienzos de 1991 que debían desaparecer 200.000 productores
agropecuarios. ¿Se acuerda? Nunca se expresó con tanta crueldad y claridad lo
que vendría. Y erró por muy poco. Fueron 103.000 los productores que
desaparecieron. ¿Irresponsabilidad individual o política de Estado orientada a
concentrar tierras y rentas? “A confección de parte relevo de prueba”, dice un
viejo precepto jurídico. No obstante le adjunto un excelente de trabajo del
Ing. Miguel Peretti (nada que ver conmigo) que demuestra contundentemente que
no hubo 103.000 irresponsables (son los que perdieron, pero endeudados
estuvimos casi todos) que decidieron dilapidar el esfuerzo de 2 o 3
generaciones, para tener un pedazo de tierra y poder vivir dignamente. Sin
lugar a dudas, eso fue una política planificada y ejecutada desde el Estado, al
efecto de concentrar la tierra y la riqueza. Pero dejemos que Peretti Miguel
hable por Peretti Pedro, que sus argumentos tienen una solidez muy difícil de
rebatir pues son números de una realidad, escrita y expuesta con total honradez
y objetividad, desprovista de todo interés ulterior más que el de servir al
debate agrario de nuestro pueblo.(adjunto texto extraído de FAA, Lista Azul y
Blanca):
Los números y las últimas dos décadas
(Por Miguel Peretti, investigador del INTA, sobre una variante del título:
"Panorama agropecuario")
Lo que les voy a presentar son análisis técnicos que he venido haciendo a
través de los años en el área de economía agrícola que es en el área donde
trabajé en los últimos 30 años, estudiando lo que es la zona núcleo de la
región pampeana.
Analizando un poco los últimos años, los eventos más importantes, primero ha
sido el tema de la convertibilidad a partir del '91 que duró 11 años, después
de ese periodo, todo lo que ustedes saben de la historia reciente, una fuerte
devaluación de la moneda, y posteriormente la imposición de retenciones a la
exportación, y la más fuerte fue a los granos, el 20 % a los cereales y el 23,5
% a los oleaginosos.
Es fundamental para hacer comparaciones entre períodos que estemos hablando de
un mismo valor comparativo en lo que nosotros llamamos la moneda constante. Si
alguien me dice por ejemplo que en el '98 ganaba 200 dólares por hectárea y hoy
gana 100 dólares por hectárea, eso a mí no me dice absolutamente nada. No me
dice si ese hombre está mejor, peor o igual que en el '98. Depende todo de la
relación de este dólar con el costo de vida. Entonces, en todos los números que
vamos a presentar, yo les voy a decir si son pesos corrientes o son pesos
constantes. Para poder hablar de pesos constantes nosotros tenemos que referir
a algo real. Algo real es un índice de precios. Hay dos índices que son muy
comunes: El índice minorista (IPC), y el índice de precios mayorista (IPI). El
IPC es un conjunto de mil bienes y servicios que usa una familia tipo (padre,
madre y dos hijos en edad escolar).
Entonces, cuando nosotros decimos el trigo costaba 10 en pesos constantes,
quiere decir que compraba 10, y si hoy decimos que cuesta 10 quiere decir que
estamos comprando la misma cantidad de nivel de vida que en el otro periodo. O
sea, que lo que estamos haciendo nosotros es poner el valor de la moneda, que
en sí, no tiene ningún valor real si no lo expresamos en valor de qué compra
para nosotros esos 100. Si nosotros lo comparamos entonces con este conjunto de
mil cosas ahí lo estamos transformando en valor real. El índice mayorista es
exactamente lo mismo, pero en lugar de usar mil productos que usa la familia
tipo, se usan 700 productos que son básicamente insumes para producir (cemento,
petróleo, acero, los productos agropecuarios en bruto: el trigo, el maíz, la
soja, el novillo). Cuando decimos, esto vale 10 con relación al mayorista,
estamos diciendo que vale 10 para comprar ese conjunto de insumos. Nosotros,
desde que comenzó la convertibilidad veníamos analizando lo que pasaba con el
sector agropecuario. En el año '98 cuando ya teníamos 7 años de convertibilidad
hicimos un estudio en profundidad porque queríamos I explicar lo que había
sucedido con el sector agropecuario, y porqué pasó lo que pasó. Tomamos zonas
de la región pampeana, la zona núcleo, que está formada por 15 partidos del
norte de la provincia de Buenos Aires, 7 departamentos del sur de Santa Fe, y
los departamentos de Unión y Marcos Juárez en la provincia de Córdoba. Son más
o menos 6 o 7 millones de hectáreas del corazón agrícola de la Argentina, que llegó
a producir más del 60 % de la soja del país. Yo tomé esta zona y determiné el
resultado económico de los principales cultivos que se realizaban en la
agricultura de esta región. Como ustedes saben las tres alternativas qué ha
venido usando el productor son: trigo soja (doble cultivo), soja de primera o
maíz. Ese es el 93 y 94 % de todo lo que se sembraba en esta región. Estudiando
estos tres cultivos, yo estudiaba prácticamente todo lo que había pasado con la
agricultura de esta región. La característica principal de esta región es que
es una de las mejores regiones agrícolas del país. Según el censo del '98 en
esa zona había 32 mil productores con un promedio de 194 hectáreas por
productor, pero el 74% de los productores tenían un promedio de 74 hectáreas,
eran menores de 200 hectáreas. La concentración de pequeños productores era
característica de esta región. Resumiendo, esa zona tenía 23 mil productores de
los 32 mil tenían menos de 200 hectáreas. Lo que hicimos fue tomar dos periodos
simétricos. El '82-'88, con el 92-'98 en plena convertibilidad.
En cada año, nosotros tomamos el precio de mercado del cultivo, en este caso el
trigo llevado a moneda constante del último mes que nosotros estábamos haciendo
el estudio, agosto del '98, ajustado por el índice de precios mayorista. Todos
los números tienen el mismo valor comprando insumos para producir. Sea en el
año que sea, me están diciendo qué valor tiene el precio de mercado del trigo,
el costo directo, ei gasto de comercialización y cosecha, el precio en
establecimiento; como capacidad de compra de insumos. Tomamos para cada año el
precio del trimestre posterior a cosecha que es donde el productor vendía el
grueso de su producción. Para trigo tomábamos diciembre, enero y febrero; para
maíz tomábamos marzo, abril y mayo. Después teníamos el costo de producción que
tomábamos de nuestra serie de costos que nosotros publicamos en INTA desde el
año '79, y ahí teníamos cuanto era el costo siempre con la misma metodología,
siempre hecho por los mismos técnicos. El precio de mercado, los gastos de
cosecha y comercialización que había en cada campaña y llegábamos al precio del
establecimiento libre de cosecha y comercialización que había en cada año.
Después lo que hicimos fue sumar la producción de todos esos partidos y
departamentos que integraban la zona núcleo, cuánto los productores de esa zona
habían producido de trigo. Multiplicando las hectáreas que habían producido y
la cantidad de trigo que habían producido. Multiplicando las hectáreas por el
costo, nos daba cuánto habían gastado todos los productores de la zona núcleo
en producir ese trigo. Después, multiplicando el producto de esa campaña,
sumando todos esos departamentos esparcidos por el precio en establecimiento
teníamos el ingreso bruto en cosecha y comercialización que el productor tenía
en esa campaña. Eso se repitió para todas las campañas, del '82 al '88 y del
'92 al '98.
En el caso del trigo, teníamos en la planilla: la superficie sembrada, la
superficie cosechada, la producción, el rendimiento que tuvo en cada año, el
costo directo, el precio en establecimiento, el ingreso bruto que había
producido, la producción por el precio en establecimiento. El margen bruto era:
el ingreso bruto menos la superficie sembrada por el costo. Así nos quedaba el margen
bruto. Ese margen bruto dividido las hectáreas que habíamos sembrado, nos daba
el margen bruto por hectárea que habían tenido todos los productores de la zona
núcleo en esa campaña en el cultivo de trigo.
Después, sumamos todos los productos que se habían sembrado en la zona núcleo y
lo que tuvimos fue la superficie sembrada total con trigo- soja, soja y maíz.
La superficie sembrada es mayor que la superficie agrícola porque en el caso
del trigo y soja de segunda estamos sumando dos veces la misma superficie. Esto
es toda la superficie que sembraron los productores en ese año. Esta superficie
la sembraron en 3 millones doscientas mil hectáreas. Allí sembraron 4 millones
doscientas mil hectáreas. Hay un millón de hectáreas de trigo-soja. El
resultado que teníamos era el ingreso bruto de toda la agricultura de la zona
núcleo, y ahora lo dividíamos por las hectáreas agrícolas, y eso nos daba 289
pesos por hectárea para el año '82-'83.
Como promedio de los datos que se tomaron de la década del '80 podemos decir
que se produjeron 11 millones de toneladas en esa zona. Un ingreso bruto de
1500 millones de pesos. Un margen de 984 millones de pesos y un margen bruto de
295 pesos por hectárea. Durante la convertibilidad hasta el '98 aumentamos el
12% la superficie agrícola, el 10% la superficie sembrada, el 10% la superficie
cosechada, el 22% la producción. Porque se iba produciendo todo el cambio
tecnológico. Se mejoraba la maquinaría, los agroquímicos, la semilla. Sin
embargo, el margen en capacidad de compra de insumos era el mismo que en la
década del '80. Para ver el resultado nos faltaban todos los costos fijos. Los
costos fijos son: los impuestos fijos, los servicios, los gastos de movilidad,
personal fijo, asesoramientos. Esos son los gastos de administración. El
problema que1 se presentó fue el valor usábamos, porque los costos fijos son
diferentes de acuerdo a cada chacra. Porque dependen del tamaño, de la
.ubicación, de la bandera catastral... Nosotros, entonces usamos los costos
fijos de unas unidades demostrativas que tenemos que la llevamos como empresa
dentro de nuestra zona experimental. Una que tenemos de 180 hectáreas.
Entonces, por hectárea, con esto estábamos estimando los costos de la hectárea.
Era un número seguro porque lo teníamos registrado todos los años. Cuando al
margen bruto le restamos los gastos de estructura, depreciación y los impuestos
fijos, lo que nos queda es lo que se llama el ingreso neto.
Este es el ingreso que tiene el productor para vivir, y para pagar el impuesto
a las ganancias. Esta cifra significaba lo que el productor sacaba después de
haber pagado todos los gastos de producción, todos los impuestos fijos, la
depreciación, lo que había perdido de valor toda su maquinaría y todos los
gastos de estructura. Pagando todo eso lo que le quedaba era el ingreso neto.
Otra vez acá, no hay gran diferencia, 169 contra 179. Llegado a este punto,
nosotros decimos esto no explica nada de todo el desastre que estábamos viendo
que estaba pasando en el sector I agropecuario. Estaban desapareciendo
productores, se endeudaban, todo lo que ustedes conocen que sucedió durante la
convertibilidad. ¿Porqué sucedía todo eso si estábamos ganando exactamente lo
mismo que en la década anterior?. Acá viene un punto que lo explica, como si
prendiera la luz y nos iluminara todo. Es el tema de lo que pasó en la
convertibilidad con la relación de precios minoristas y mayoristas. Lo que
nosotros hicimos fue tomar toda la serie de precios mayorista y minorista desde
el año '60 hasta el año '98. El índice mayorista del '60 supongan que era 420 y
este era 2024. A esta relación 420-2024, le llamé 100 a los dos. En el '61
aumentó el 13,5% el minorista y el 9,3% el mayorista. El 100 se transformó en
113 y el otro se transformó en 109. Así lo fui haciendo hasta el '91 que
comienza la convertibilidad, y hasta hoy. Del '60 al '90, la inflación había
sido del 35.805.000 %, porque con esto yo compraba lo mismo que con 100 pesos
en el '60. El índice mayorista de la canasta familiar para la familia tipo que
costaba 100, pasa a costar 35.805.000 millones de pesos. Eso es un fenómeno
único en el mundo. Nosotros siempre tenemos soluciones milagrosas. Le empezamos
a sacar ceros al peso. El peso que en el '60 era el peso moneda nacional que
había nacido en 1899, en el '70 como venía mal la cosa le sacamos dos ceros y
lo transformamos en peso ley, después, en el '83 le sacamos cuatro ceros más y
lo llamamos peso Argentino, en el '85 vino Sourrouille e inventó el Austral y
sacó tres ceros más, y finalmente vino Cavallo y le sacó cuatro ceros más en el
'91 y lo volvió a llamar peso. Milagro argentino. Le sacamos doce ceros,
entonces, lo que comprábamos con 100, ahora lo comprábamos con 350. Si nosotros
hubiéramos mantenido el peso moneda nacional, para comprar los 100 pesos,
teníamos que ir con 30 o 40 vagones llenos de pesos moneda nacional para
comprar la misma cantidad de bienes para la familia. Pero con el milagro, con
350 lo arreglábamos.
Lo importante es lo que pasaba con la relación mayorista-minorista, la relación
que era uno, se mantuvo durante muchos años siempre alrededor de uno, pero en
el '89, 29 años después, con una inflación de 1.400.000 millones % el índice
mayorista y el minorista eran exactamente los mismos, o sea, dos canastas de
productos totalmente diferentes, tenían el mismo valor índice de precios.
Habían aumentado 1.400.000 millones %. La relación se seguía manteniendo uno a
uno. Cuando se produce la convertibilidad, los precios minoristas siguen
creciendo durante dos o tres meses, siguen con el envión inflacionario. Los
mayoristas, en cambio, se frenan inmediatamente, porque en el índice minorista
hay un montón de productos que no son tranzables internacionalmente, no se
pueden sustituir por algo importante. Por ejemplo, el boleto de un ómnibus. En
cambio, en el mayorista casi todos los bienes son bienes tranzables, por
ejemplo, una tonelada de cemento. Eso se frena en forma violenta a partir de la
convertibilidad. En el índice minorista no se puede frenar. Si la profesora de
guitarra de mi hijo me aumenta la cuota un 20%, yo no puedo traer otra
profesora de España a que le enseñe guitarra a mi chico. Por eso los minoristas
siguieron con un envión hasta que se vio que la economía se estabilizaba y se
cortó. Pero, ese desfasaje que se produjo en los primeros meses no se arregló
nunca más. La relación 1 a 1, se transformó en 0,56 en el primer año de la
convertibilidad, y después, 0,47, hasta el año pasado que da 0,42. Esto
significa que si yo produzco en este mercado, y consumo acá, perdí la mitad del
ingreso. La relación mayorista-minorista cambió de tal manera que a lo que yo
le llamaba 1, ahora vale 2. Entonces, con este coeficiente, el ingreso neto,
después de todo este estudio nos entra a explicar todo lo que pasó.
El productor ganaba 180 pesos contra 355 que ganaba en la década anterior.
Había perdido la mitad de su ingreso real. Esto significa que si un tipo vivía
con lo justo con 80 hectáreas, con la convertibilidad dejó de vivir. Nadie baja
después de estar acostumbrado a un ingreso x, a la mitad de ese ingreso. El
nivel de vida que tiene armado junto a su familia, no puede bajar de un día
para el otro a la mitad. Algunos productores pensaron que esto, esta caída
brutal del ingreso de granos era una más de las altas y bajas que tiene la
producción agropecuaria, como la lluvia, el granizo... Se empezó a endeudar en
la cooperativa local para sostener su nivel de vida y para poder seguir
produciendo. Los que no se avivaron a tiempo, llegaron a un nivel de
endeudamiento en el '94, '95, que ya no tenía solución. La única solución era
vender su tierra, e irse del sector. Otros que se avivaron muy a tiempo, en el
'92,'93, alquilaron su tierra y se fueron. Después están los intermedios que
perdieron una parte del campo y pagaron sus deudas y se fueron del sector.
Todos esos se fueron del sector. Los que se quedaron para poder compensar la
baja del ingreso tenían que aumentar la hectárea.
Todos los cálculos que vimos hasta ahora, fueron hechos para un propietario.
Esto significó que tenía que duplicar su chacra. Si tenía 100 hectáreas, tenía
que tener 200 hectáreas propias, y eso era imposible porque a un productor de
100 hectáreas no le van a dar crédito para comprar en ningún banco. Además las
hectáreas en dólares habían pasado a valer 5000 en ese entonces. Medio millón
de dólares. ¿Quién le iba a dar el crédito, y cómo lo iba a pagar?. Entonces,
la salida fue aumentar la entrada a través del alquiler. Empezó la puja por los
alquileres y lo que pasó fue que subieron de 8 quintales a 12, 14. Lo cual
significó que para tener el mismo ingreso, tenía que producir 3 o 4 hectáreas
más alquiladas para aguantar en una propia. Lo que él ganaba de margen en una
propia necesitaba 4 alquiladas. Eso significa que un productor de 100 hectáreas
para ser igual que en la década del '80 tenía que trabajar 400 o 500 hectáreas
para compensar el ingreso de las 100. Para aumentar esas 4 veces tenía la
necesidad del capital de trabajo; 4 veces más semillas, 4 veces más
agroquímicos... Eso lo sacaba, si tenía crédito, del endeudamiento que creció
vertiginosamente durante la década del '90. Esa es la explicación de porqué se
llegó a tal nivel de endeudamiento en el sector agropecuario. Porque no bastó
con los miles que se fueron del sector. Los que se quedaron produciendo,
aumentaron tremendamente su endeudamiento para poder compensar con hectáreas la
pérdida de ingresos que habían tenido.
A partir del '98, sobre llovido mojado, a la convertibilidad se le sumó la
crisis internacional que empezó en el sudeste asiático e hizo un desastre en la
economía mundial, después vino la debacle total de Rusia, después vino la gran
devaluación brasilera... Como resultado de todo eso, cayeron en dólares los
precios de todos los productos agropecuarios, entre un 20 un 25%. Eso se sumó a
esto. Sobre los niveles que teníamos acá, del '98 en adelante los productos
agropecuarios bajaron el 25%. Yo le agregué el resultado de los últimos años,
para que vean como resultó.
Seguimos sembrando, le agregamos otras 600 mil hectáreas de siembra a la zona
núcleo que parecía que ya no había lugar donde sembrar, le agregamos 3 millones
y medio de toneladas de granos, pero el ingreso de 309, se vino a 291. Cayó un
18% respecto a la primer parte de la convertibilidad. El ingreso neto en moneda
mayorista que antes no había variado, bajó de 179 a 113. No solo cayó el
ingreso real del productor, sino la capacidad de compra de insumos. Un ejemplo
es que para 24.000 pesos del final del periodo del 2001, el productor para
sacar eso en el '82-'88 necesitaba 67 hectáreas, en la convertibilidad necesitaba
132 hectáreas, y en los últimos años de la convertibilidad necesitaba 212
hectáreas. Siempre hectáreas propias. Este fue el efecto de la convertibilidad
en el sector agropecuario, en la producción agrícola de la región pampeana. Lo
que pasó en los demás sectores es muy similar. El resultado fue que algunos
productores que pudieron mantener sus hectáreas, de 17.000, pasó a trabajar
54.000, ese es un ejemplo tomado sobre 8 productores. La mayoría de los 8 son
empresas familiares, ninguno es una multinacional. Están igual que en la década
del '80, pero están trabajando 10 veces más, algunos con siquiatra, algunos con
deudas millonarios en dólares que si no venía la pesificación no sé que iba a
pasar. Eso es lo que pasó con los que se quedaron. Además, estos productores,
tuvieron que desplazar a 140 productores medios para poder alquilar esas
tierras, porque esa es tierra alquilada. Los 140 deben estar manejando un
remiss en algún pueblo.
Estos son datos del último censo, en la misma superficie, Marcos Juárez y
Unión, 1.873.000 hectáreas, plena zona núcleo; de 6.330 productores que
teníamos en el censo del '88 nos quedan 4.170. Desaparecieron 2.158
productores, el 34,1%. De cada tres desapareció uno. Enero y diciembre de 2002.
Mercado de Chicago. La soja, de 160 dólares por tonelada pasó a 200. Aumentó el
31%, y llegó a 220 en agosto. El maíz, de 80, pasó a 95. Aumento el 19%, y
llegó a 110 en septiembre. El trigo, de 110 pasó a 135. Aumentó el 23%, y llegó
a 160 en octubre. Esto es la prueba de que la retención, por suerte, la pagamos
con el aumento de los precios internacionales. Entonces, gran parte de la
devaluación, se traslado inmediatamente al dólar. En el sector agropecuario hay
que distinguir lo que pasó con los granos, y lo que pasó con los otros productos.
Ustedes saben que todo lo que es exportable entró en crisis. Por ejemplo, los
porcinos, como el maíz aumentó el 300%, el cerdo aumentó el 20%, entonces había
sido un desastre total. El vacuno tampoco reaccionó inmediatamente. Todo eso, a
partir del segundo semestre de 2002 se fue emparejando. Los productos
agrícolas, los granos, han ido quedándose, incluso bajando, por la baja del
valor del dólar, y también porque bajaron los precios internacionales. Los
productos de los otros sectores se fueron incrementando continuamente. De
manera que se está emparejando la balanza, al menos en lo que respecta a los
productos pampeanos. Las carnes, la leche.
El promedio de los últimos 3 años, junio de 2002, seis meses después de la
devaluación, y febrero de 2003. El trigo, de 106 pasó a 398, aumentó el 275%,
después se cayó un 12%, en total, aumentó 230. El maíz, de 83 pasó a 268,
aumentó el 222, bajó a 240, aumentó el 190%. La soja, de 171 pasó a 505, ahora
está en 540, subió un 7% en el último semestre. Es el único caso de los tres
principales granos que subió en el último semestre. El novillo en el primer
semestre de la devaluación, cuando todos los productos habían subido más de un
200 hasta el 270%, había subido solamente el 56%, porque tiene un 90% de consumo
interno, y el consumo interno no tiene más plata. Ahora fíjense lo que pasó en
los segundos 6 meses hasta hoy. El novillo de 136 se fue a 210, aumentó el 54%.
En definitiva, hoy estamos un 141% sobre el precio del último trienio por medio
de la convertibilidad, y un 50% en carne. Por último, lo que les voy a mostrar
es como variaron los márgenes de la zona núcleo después de la devaluación en
moneda corriente, y después en moneda constante. El trigo: el costo aumentó un
200%, el precio de mercado aumentó en 227, el precio en establecimiento aumentó
el 254%. De 8$ paso a 28,50; y el margen, de 100$ pasó a 400. Aumentó un 310%
con el mismo rendimiento de 25 quintales. El maíz: el margen pasó de 247$ a
861$ por hectárea, aumentó un 248%. La soja de primera: el margen pasó de 260$
por hectárea a 883$ por hectárea, aumentó un 237% con el mismo rendimiento de
30 quintales. La soja de segunda, 22 quintales, margen bruto de 177 pasó a 614,
aumentó un 146%. Los precios de los productos en capacidad de compra. Hoy, por
un quintal de trigo yo compro por 35$ de la canasta familiar. En los últimos 3
años de la convertibilidad compraba 15 $, ese mismo quintal de trigo, de la
misma canasta familiar. En los primeros 7 años de la convertibilidad, '92-'98,
compraba 21$, pero del '82 al '88 compraba 43$. Hoy estoy comprando menos que
en la década del '80. Los precios reales, en términos de nivel de vida del
trigo en la década del '80, eran mayores que los actuales; a pesar de las
retenciones. Eso es en una situación estática. Veamos que pasa en los márgenes.
El maíz: hoy es 24, justo el doble de lo que fue en los últimos tres años. Con
un quintal de maíz, compro el doble de nivel de vida de lo que compraba en los
últimos tres años. La soja: Hoy 54, eran 24, estoy 131% mejor que en los
últimos tres años de la convertibilidad, pero está un 30% peor que en la década
del '80. El novillo: está un 70% mejor que en los últimos tres años, pero un
20% peor que en la década del ' 80. El porcino: está 94% mejor que en los
últimos tres años, pero un 39% peor que en la década del '80. En medio de todo
esto está el avance tecnológico. Hoy, somos mucho más productivos, mucho más
eficientes, producimos más con menos costos relativos que en la década del '80.
Si pasamos los márgenes del estudio del '98 a $ mayoristas de hoy. Capacidad de
compra mayorista que teníamos en cada uno de los anteriores periodos con el
margen que nos daba una hectárea de agricultura con la combinación que hacían
los productores tanto % de maíz, tanto % de soja, tanto % de trigo- soja; que
salía de todas las estadísticas que habíamos usado.
En la actualidad, un 18% de maíz, un 33% de trigo-soja y un 49% de soja de
primera; nos da 927$ por hectárea, con los precios de hoy, con los costos de
hoy. Este es el más alto en pesos mayoristas de todas las épocas. Estamos un 44
por encima de lo que teníamos en el '80. A pesar de que todo los precios de los
productos están por debajo, estamos por encima gracias a la tecnología. Si nos
hubiéramos quedado tecnológicamente en la década del '80, estaríamos mucho peor
de lo que estamos en términos de capacidad de compra por hectárea. Esto es en
compra de insumos, pero si lo medimos en términos de la canasta familiar, solo
estamos un 6% por encima de lo que teníamos en la década del '80. No se crean
el verso de que hemos mejorado significativamente, de que tenemos para tirar
manteca al techo. Después de haber aplicado toda la tecnología, después de
haber aumentado todo el rendimiento, después de haber aumentado la eficiencia;
estamos solamente un 6% mejor que en la década del '80. El mejor momento de la
historia, pero es muy efímero. Estamos un 170% mejor que en los últimos tres
años. En términos de compras de insumes estamos un 75% mejor que en los últimos
tres años, y estamos un 44%. Mejor que en la década del '80. Sería importante
que todos estos datos los tomen ustedes para sus decisiones políticas. Estos
son datos lo más honestos posibles. Lo más desafectados de cualquier influencia
de un lado o del otro, y no tienen intención de favorecer o perjudicar a nadie.
Son los datos reales, en términos reales.